05 marzo 2007

Angola y la Atlántida

Este fin de semana volvimos a salir de Luanda para ir a la playa. Otra playa desierta. Sólo para nosotros. El sábado compramos (por fin) una nevera portátil y oye, la bebida fría sabe distinto :-p

A veces pienso que en Angola existió una civilización perdida y que los habitantes de ahora no heredaron los conocimientos de sus predecesores. Me asalta esa sensación tan a menudo... Los colonos portugueses consideraron este país como un paraíso terrenal. Muchos vinieron y planificaron, construyeron, edificaron y modelaron con estilo casas, puertos, puentes, pueblos y ciudades enteras. Pero lo hicieron para ellos solos. Los negros, los habitantes originarios del país, no tenían opción de acceder a todo ello y, lo más importante, no sabían cómo se había contruido. Nunca tuvieron acceso a los conocimientos.

Cuando los portugueses huyeron del país (hace más de 3 décadas) el pueblo angolano invadió sus pertenencias. Ocupó las casas, los pueblos y las ciudades. Pero poco a poco, las preciosas obras de la arquitectura portuguesa comenzaron a sucumbir ante el paso del tiempo. Las lluvias, la suciedad, el fuego, las balas y la falta de cuidados convirtieron mansiones en simples conjuntos de cuatro paredes más un techo con cada vez más agujeros. Las avenidas mudaron de aspecto y pasaron a parecer ríos, donde las piedras son arrancadas de las aceras y arrastradas por los torrentes que se forman (el alcantarillado pronto se cegó) tras cada lluvia. La gente, a falta de papeleras, tira todo a la calle y los carteles que rezan "cuida los jardines" se elevan por encima de la maleza que nadie ha cortado en años.

Los edificios que se levantan ahora adolecen del más mínimo planteamiento urbanístico en el que ubicarse. El parque automovilístico, que no deja de aumentar, cada vez tiene menos sitio por donde moverse. Resulta difícil de imaginar cómo, cuando se sale 20 kilómetros fuera de Luanda, es prácticamente imposible cruzarte con un coche. Todos se amontonan en la capital. Nadie quiere vivir en la enorme Angola. Se acercan, buscando fortuna, a la urbe donde el dinero del petróleo y los diamantes han hecho ricos a unos pocos de los antiguos esclavos de los portugueses. Pero el dinero no los ha convertido en atlantes. Sólo la educación lo hará. Si le dejan.

Share/Save/Bookmark

1 comentario:

joseantonio dijo...

Hola, me han resultado muy interesantes tus artículos de la realidad angolana… la verdad es que comparto algunas de esas impresiones. En lo personal se poco de Angola pero llevo viviendo ya 5 meses en medio la “mata” en un municipio lejano de Kwanza Norte y he tenido que aprender algunas cosas a la fuerza. Lamentablemente la conexión a Internet me es limitada (sólo cuando aparezco por Luanda) por lo que aprovecho para actualizarme y leer un poco de estas curiosidades que se encuentran en la blogosfera…

J.A.