08 mayo 2007

Sobre la utilidad de las normas

En respuesta a una pregunta de Iván en los comentarios de otro post, he escrito algo, quizá un poco largo, al respecto. La pregunta era ésta:


"qué significa eso de “Yo no busco inculcar valores pues no creo en ellos (...). Fuera dogmas y valores. Sólo sirven para no pensar”."
Y la respuesta (os recomiendo leer antes todo lo que escribió Iván):

Tienes razón en lo que dices. Si existen principios rectores globales, la sociedad que vive debajo se verá guíada por ellos. Si esos principios son totalitarios, la gente se verá subyugada y si son igualitarios, la mayoría se creerán iguales a los demás. Hablando en porcentajes: mayoría en un caso y mayoría en el otro.

Y eso deriva de nuevo en la utilidad y el origen de las sociedades. Esos principios globales se crean y se instrumentan porque son útiles para determinados fines pero sobre todo para establecer unas reglas de convivencia. Los sistemas que conocemos ahora no son sino una evolución de los primeros que se crearon. Para entender mejor éstos creo que sería bueno ir a ver aquéllos.

Pongamos que tenemos un grupo de homo sapiens de hace unos 40.000 años. Son los supervivientes de los estragos causados por una tormenta reciente en distintas tribus. No saben leer ni escribir. Todos ellos han recorrido miles de kilómetros desde lugares muy dispares en busca de un sitio donde seguir viviendo pues las condiciones en África ya no lo permiten. Es de suponer (y no entraremos en cómo llegaron a ello) que cada uno de ellos (o por lo menos esa mayoría de la que hablábamos) tiene como valores regidores de su vida aquellos que definían a su tribu. No obstante, los valores no coinciden con los de las otras tribus (recordemos que sus lugares de origen son muy distintos). Pero todos comprenden (o por lo menos la mayoría) que se necesitan unos a otros para que sus posibilidades de supervivencia sean las mayores posibles. Este grupo de personas convivirá un tiempo, verá chocar sus distintas conductas, se pelearán y llegarán a acuerdos por un bien común que todos pueden ver sin dificultad (su vida en un camino largo y por sitios desconocidos está en juego). Erigirán o aceptarán un jefe, un sabio y algún otro modelo de persona que se os ocurra con el único objeto de dividir y especializarse en el trabajo que cada uno haga mejor y, una vez más, mejorar sus posibilidades. De vez en cuando las ideas de alguno entrarán en contradicción. Sus valores pasados (los de la otra tribu) no concuerdan en absoluto con los de la nueva. La solución es fácil: si quieres pertenecer al grupo tienes que aceptar sus reglas (aquí se plantea una pregunta: si sólo es eso por qué la gente se aferra tanto a sus principios cuando se encuentra con otros distintos que rigen a otras personas). De esta forma algunos se irán del grupo o serán echados. Otros se unirán a él (previa aceptación de las nuevas reglas consensuadas). Y con suerte y con unas buenas normas de convivencia, defensa, economía, etc., etc, el grupo saldrá adelante.

Pero retrocedamos un poco para ver cómo se enfrenta el grupo a según qué situaciones en las que, adelanto, voy a poner en tela de juicio la universalidad de los derechos universales. O ni siquiera. A estas alturas creo que todos os podéis hacer a la idea de la clase de circunstancias a las que se enfrenta un grupo así: fieras, enfermedades, muerte y tener que dejar atrás a tus familiares o a tus amigos, climas extremos, otras tribus belicosas. Por instinto de supervivencia los más, digamos, incapaces se pondrán al servicio de los más fuertes para que estos les dirijan. Casi todos los esfuerzos de la tribu se centran en continuar con vida. Y si lo consiguen habrán hecho añicos todos y cada uno de los principios fundamentales por los que nos regimos. Y sin embargo estamos aquí porque ellos sobrevivieron. Esto, por supuesto, no es una justificación para exhonerar de culpa a alguien que hiciese lo mismo en nuestros días. Es sólo la constatación de que lo que nosotros llamamos valores (y que algunos consideran buenos o malos y muchas veces indiscutibles) pueden cambiar si las circunstancias así lo exigen. Y sin embargo nos aferramos a su validez. Nos aferramos a la guía que nos dan. E igual que nos aferramos a esas cosas que leemos o escuchamos, también nos aferramos a los principios que nos son inculcados. Pocas veces, de todas las que una de esas normas se nos viene a la cabeza a la hora de tomar una decisión, nos planteamos la validez de la norma en el contexto de esa toma de decisión. ¿Por qué? Porque nos han enseñado a hacerlo así. Nos han dicho que las normas están ahí por algo y hay que cumplirlas. El problema de esto es fácil de ver. Volvamos a nuestra tribu que ha salido ya de África y ha encontrado una tierra fértil en la que aposentarse.

Durante años, quizá décadas o incluso centenares de años, la tribu y sus descendientes se han enfrentado a un entorno tremendamente hostil. Sus reglas, perfectamente adaptadas ya a ese entorno, se ven ahora en tela de juicio cuando encuentra una cueva acogedora, un riachuelo de aguas cristalinas, caza abundante y frutos con los que alimentarse durante todo el año. De repente tienen tiempo libre. Alguno que otro comienza a pensar en hacer cosas que no son de su menester según las normas de la tribu. E incluso las hace. Según las normas antiguas esa persona debería ser expulsada y probablemente lo será si es la primera en saltarse las normas largamente estudiadas. Poco a poco se irán dando cuenta que las normas que eran buenas para su viaje no lo son tanto ahora. Que ahora la gente tiene más tiempo para disfrutar de su individualidad. Que los riesgos ya no son lo que eran.

Este tipo de etapas de cambio se sucederán una y otra vez a lo largo de la historia de esa tribu y de su progenie. Una y otra vez, y cuanto más grande sea la tribu más detalladas tendrán que ser las normas, su mundo, sus ideas, su forma de ver las cosas se vendrá abajo. Eso no querrá decir que las normas que regían su comportamiento antes estuvieran mal sino que no son inamovibles.

Ahora somos un montón personas en el mundo. Divididos por países, cada uno con sus códigos. Existen sistemas globales, religiones globales, idealismos globales. Todos para hacer que la mayoría funcione siguiendo sus normas. Algunos de ellos entran en detalle, en mucho detalle. Los códigos civiles, penales, etc., son de una extensión y exhaustividad fuera de toda duda. Tanto que es imposible que no existan lagunas pues siempre hay detalles que entran en contradicción con otros detalles (al igual que pasaba con aquel individuo de la tribu cuyos valores antiguos no concordaban con los nuevos). Es un trabajo ingente y digno de alabanza el realizado por los legisladores. Necesario, sin duda, pero insuficiente. Y no por culpa suya, que hacen lo que pueden (de eso estoy seguro), sino porque la mentalidad de la gente está dirigida a seguir reglas. Y en ese contexto suceden dos cosas que me gustaría resaltar:

- que el 99% de la población no puede abarcar todas las leyes como tampoco puede abarcar toda la sapiencia universal.
- Que como estamos acostumbrados a seguir reglas, siempre habrá reglas provenientes de distintos sitios que entren en contradicción. Si a eso añadimos unas circunstancias excepcionales en los que los instintos naturales o una enfermedad o cualquier otra cosa, entren en acción, el conflicto interno puede ser grave. Porque si el ser humano actual está acostumbrado a seguir reglas creadas por otros, una de esas reglas es, precisamente, que no cumplirlas está muy pero que muy mal. Así que si en un momento dado de sales del tiesto tu cabeza te martilleará culpándote de una mala acción.

Ahora bien, si hacemos un pequeño paralelismo entre las situaciones de cambio que vivía aquella tribu y cualquier experiencia vital de una persona cualquiera tendremos precisamente a lo que voy. Cada momento que nos toca vivir es una situación nueva. No hay dos iguales pero siempre será más cómodo intentar aplicar primero la experiencia para ver si la solución cuadra poco más o menos. Indudablemente eso funcionará en muchos casos pero cuando la situación sea más complicada, más compleja, estaremos perdidos por la falta de práctica y muchos buscarán (o buscaremos) al especialista de la tribu para ponerse a sus órdenes y que le diga qué tiene que hacer para sobrevivir. Y si bien eso podía ser una solución factible cuando no había un momento que perder, cuando de la decisión de ese segundo dependía la extinción de todo el grupo, ahora que ninguna de esas circunstancias se da, que todo el mundo tiene tiempo libre para pensar y tiene un cerebro para hacerlo, me parece que deberíamos entrenar ese cerebro nuestro para que cuando lleguen las situaciones especiales seamos capaces de encontrar soluciones nuevas sin la ayuda constante de los demás, de los que, en caso contrario, acabaremos dependiendo. Y para afrontar cada situación como nueva tendremos que estar abiertos y ser capaces de poner en tela de juicio todas y cada una de las reglas que hemos aprendido. Y una vez más eso no querrá decir que las rechacemos en última instancia. En porcentaje no deberíamos hacerlo casi nunca pero, qué duda cabe, sí alguna vez y, qué duda cabe también, sin sentirnos culpables por haber quebrantado unas normas que para el caso no se aplicaban.

Por eso estoy en contra de las religiones o de los que defienden valores absolutos, ideologías o sistemas globales, sean cuales sean. Y estoy a favor de que cada uno sea capaz de cuestionar al sistema y cuestionarse a sí mismo en cada momento de su vida si el momento así lo require. Sin reparos, y sin que le suponga quebraderos de cabeza por haberse saltado tal o cual norma.

Para mí y mi visión del mundo, la educación en los llamados valores empieza y prácticamente termina por cada uno. Al contrario que en otras materias de investigación donde la colaboración es esencial, el conocimiento de uno mismo y de lo que haces, hiciste y harás con tu vida depende casi exclusivamente de ti. A veces, si estás muy perdido, alguien te puede echar un cable para que te levantes y sigas solo. Otras te meterás un tortazo de impresión y necesitarás meses o incluso años de cura. Pero cuando esa cura termine tendrás que seguir tú solo de nuevo. Porque cada uno llevamos dentro nuestro nuestra propia tribu que tiene que crear sus propias reglas y adaptarse a los cambios cambiando las que creó con anterioridad.

Actualizo: he encontrado un interesante artículo sobre la evolución (darwinista) de los sistemas globales de los que estaba hablando (en inglés).

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17 comentarios:

LaViejaDelTitanic dijo...

"Por eso estoy en contra de las religiones o de los que defienden valores absolutos, ideologías o sistemas globales, sean cuales sean."

Esta es sin duda una apreciación muy personal pero me parece que es esencialmente errónea.

Una afirmación tan severa plantea problemas serios (como por ejemplo la legimitación que poseen los valores superiores propios de las democracias frente a la "experimentación" de los individuos que defiendes y las dudas que un concepto tan subjetivo conllevan) y además actúa como una contradicción en sí misma.

Consciente o inconscientemente resulta que defiendes un valor absoluto que niega los valores absolutos y "además sean cuales sean" (!).

Intentaré argumentar y poner ejemplos sencillos y espero válidos. A ver cuando puedo contestar.

Saludos

Un barquero chiquitito dijo...

No te engañes. No es absoluto. Veo cosas buenas y cosas malas. Por eso empezó todo esto. Porque a pesar de que la religión tiene cosas buenas (útiles) no me parece que sea la mejor opción. Ser religioso, idealista o seguidor de una corriente cualquiera es más cómodo que no depender espiritual o moralmente de nadie. En determinadas situaciones te podrá ayudar pero como te acostumbres (y el hombre se acostumbra rápido) no sabrás distinguir entre lo que es tuyo y lo que es de la corriente y lo peor de todo, no querrás pensar en ello. Te dará igual y lo defenderás como un todo. Eso es lo malo. Y no lo es poco.

Un barquero chiquitito dijo...

O por si no ha quedado claro. En otros aspectos estoy a favor de...

Pero por todo lo que he escrito en el post estoy en contra. Más en contra cuanto más dependencia (caso de las religiones) o alienación (en el caso de cualquier ideología o incluso simples grupos de personas y tb religiones, claro) generen.

Eva dijo...

Yo creo que a pesar de que lo que dices es cierto deberias matizar, y es contradictorio pero claro también ivan tiene razon en parte. supongo que esa es la naturaleza humana, la contradicción. las religiones tienen cosas positivas (que no buenas) para la conducta humana, el fallo en la ecuación es el ser humano. Yo no creo que una búsqueda espiritual sea negativa y que sea una dependencia. Hay cosas que no entendemos y que a pesar de que tengan una explicación cientifica algo en nuestro interior nos vibra y nos hace tener miedo. Lo espiritual (por denominarlo de algún mmodo)es innato del ser humano, y en las religiones se ha sabido aprovechar muy bien esa necesidad mística de nuestros genes para plantear problemas y dominar masas.
Cuando nuestros dioses eran la naturalaza pura y dura pues ya había problemas pero almenos se respetaban los ciclos de la vida, cuando los dioses empiezan a hablar por boca humana... pues ya ojito pq como diferenciar quien es quien¿?
a pesar de ello, hasta el agnostico más agnostico en una situación límite, si le sucede algo inexplicable y mágico que le salva la vida dará gracias a dios.

Luego sigo.

Armando Vallejo Waigand dijo...

I. Más allá de su pretensión de reinventar el mundo y el hombre en cada generación y casi a cada minuto que defiende con argumentos cogidos con pinzas (afortunadamente para la evolución humana tanto artística, como ética como científica, la historia le contradice), Luanda confunde marco cultural (o tradición) con valores. Simple y llanamente. Relean sus textos y lo notarán.

Y por supuesto que hay valores absolutos que el ser humano ha descubierto gracias a siglos de evolución. Por ejemplo, la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Es cierto que en demasiados países no se cumple, pero el mundo es consciente de ello y lucha para cambiarlo, aunque ciertamente mucho más lentamente de lo que debiera... o debiéramos. Pero antes de que se proclamaran, no se tenían en cuenta, y la esclavitud, por ejemplo, no estaba perseguida. Hoy en día se lucha contra ella, aunque aún exista. Según la teoría del autor del blog, jamás concluiríamos una 'Declaración Universal de los Derechos Humanos' porque siempre habría que estar 'repensando' si esos son los valores correctos para cada uno y en cada momento. Seguríamos en la edad de piedra en lo que al pensamiento y la ética se refiere. Nadie puede individuamente 'repensar' todo el pensamiento humano de la historia. No es ni posible, ni necesario. Cuando se ha alcanzado en algún aspecto la cumbre del pensamiento, las siguientes generaciones tienen derecho a hacerlo suyo. Aunque pasados nuevos siglos haya que matizar algo, esa es la evolución siendo el ser humano un animal social, y no el que cada individuo se monte su propio universo filosófico sin influencias de nadie. Ese individuo (si existe alguno además de nuestro admirado I. Luanda) siempre estará unos cuantos pasos por debajo de la evolución humana.

El mundo propuesto por el autor tendría encefalograma plano, con individuos grises y mediocres donde, y cito textualmente a I. Luanda, "nadie alumbre más que otro". Sólo el mediocre tiene miedo a que alguien sobresalga. Si alguien lo hiciera, sería abatido por tratar de influir en los demás. Yo me considero afortunado habiendo sido 'alumbrado' por artistas, pensadores y personas excepcionales en cualquier ámbito, ya sea en el pensamiento o enlas acciones. Así es como aprehendemos (con 'H'), en su acepción filosófica. Disfruto con los inversímiles giros literarios inalcanzables para mí de un novelista o poeta, los sonidos que logra extraer de su instrumento un músico, o las acciones desinteresadas, comprometidas y valientes de los Martin Luther King, Teresa de Calcuta, Ghandi y tantos otros. Sí, lo digo abiertamente, todos ellos han influido en mí, y me enorgullezco de ello. Imagino que I. Luanda se avergonzaría.

P.D.: Vuelvo al debate tras ver la interesante aportación de nuevos comentaristas.

Iván: muy enriquecedora tu aportación, aunque consideres mis argumentos "sofismas baratos". Y sí, tienes razón en que no es muy cristiano el tono que en ocasiones empleé en el primer debate, y créeme que lo siento. Me pudo la soberbia. Como yo sí tengo una escala de valores que no se altera según sopla el viento, me arrepiento. Trataré de defender mi postura sin acudir a la soberbia y a la humillación.

Saludos a todos.

Eva dijo...

Bueno, yo no creo q argumentar "que nadie alumbre más que otro" es imaginar un mundo con encefalograma plano. Remontemonos a los filosofos griegos. Quiero decir que hay en el mundo much@s pensad@res que no pertenecen a ninguna religión ni intentan liderar masas y en muchas ocasiones simplemente intentando entendernos a nosotros mismos, llegamos a niveles de alumbramiento que para si quisiesen muchos.

A todos nos influyen personas, pq somos animales sociales, no es preciso citar personalidades, probablemente los que más nos influyen son nuestros padres y conocidos más intimos, y desde ahí desarrollamos nuestras personalidades.

El problema de las religiones (entre otros muchos) es que son un instrumentos políticos para ejercer poder sobre las masas. En nombre de Dios y por pureza de espiritu se han hecho y se siguen haciendo las mayores atrocidades.

Un barquero chiquitito dijo...

Y entonces gritó: ¡¡¡¡NO VOY A VOLVER A GRITAR!!!

"no es muy cristiano el tono que en ocasiones empleé en el primer debate, y créeme que lo siento. Me pudo la soberbia. Como yo sí tengo una escala de valores que no se altera según sopla el viento, me arrepiento. Trataré de defender mi postura sin acudir a la soberbia y a la humillación."

Prueba otra vez que ésta me parece que no ha resultado muy creíble. XD

Un barquero chiquitito dijo...

Ah, ya que estoy voy a puntualizar la humilde y cristiana intervención de nuestro querido y apreciado Armando. Esperemos que en esta ocasión no nos castigue sin su presencia tanto tiempo (si comentáis decid cosas que le gusten que si decís que es malo no vuelve):

Eres tú el que se confunde. O no y simplemente me tergiversas a voluntad. Lo que he dicho se refiere única y exclusivamente al ámbito personal de autoconocimiento. Por supuesto que heredamos cosas de generaciones anteriores y que es una enorme ventaja no tener que partir de cero en tantas y tantas materias. Incluyendo la Declaración de Derechos Humanos, claro. Pero ojo, con explicación. Nada de aprendérsela de memoria. Si la persona no entiende qué hace ahí o de dónde ha salido, de poco le servirá sabérsela. Y digo bien, de poco.

Por eso mismo, cuando hablo de que nadie alumbre más que otro no me refiero a que le corten las manos a Picasso por ser un gran pintor (como prácticamente pones en mi teclado) sino, cosa muy distinta, que nadie le venga a decir a otra persona cómo conducir su vida.

Son cosas muy diferentes y me gustaría que, de una vez por todas, fueses capaz de entender de lo que hablo. Eso nos ahorraría muchos argumentos circulares, de esos que son tan aburridos y que ocupan tanto espacio inútil (aunque a ti te gusten por eso de la retórica).

Un barquero chiquitito dijo...

Por cierto, por si nadie se ha dado cuenta, Armando, con su disculpa, ha ejemplificado a la perfección lo que yo quería decir: su valores cristianos aprendidos le decían una cosa: tenía que disculparse, ser humilde. Las circunstancias (el cabreo conmigo) otra: tenía que seguir dando caña. Resultado: batalla interna.

Pronóstico: probablemente ganen los valores cristianos puesto que tiene mucha experiencia en su aplicación. Pero sólo hasta que algo le vuelva a superar (una situación, no una persona). Eso es lo malo de los valores que no tienes ni idea de dónde vienen, que siempre hay algo que los pueden superar.

Armando Vallejo Waigand dijo...

¿Noto algo de ira o rencor; tal vez odio...?

El perdón y el arrepentimiento son valores humanos, ni mucho menos de exclusividad cristiana. Mi debate interno, que en efecto existe (como en todo ser humano que aspira a ser mejor), tiene que ver con mi humanidad, no mi religiosidad.

Mis disculpas son sinceras y mi arrepentimiento también, lo cual no quiere decir que esté de acuerdo con tus ideas. Si te molesta que pida perdón es cosa tuya. Es tu autoretrato, no el mío.

Como todo lector neutral apreciará, jamás he dicho que las ideas haya que aprendérselas de memoria. Todo lo contrario, he defendido hasta la saciedad la reflexión respecto a cada uno de ellos. La religión incluye esta afirmación, aunque en efecto, durante demasiado tiempo muchos creyentes hemos cometido el error de transmitir la fe a través de la repetición, no de la reflexión y la vivencia personal. Eso es precisamente lo que ha llevado a que demasiados cristianos no conozcan en realidad su fe: origen, historia (primeros cristianos incluidos), sentido de los signos, profundidad del mensaje, más allá de los elementos trascendentales. La consecuencia de ello es el abandono de la misma. Como animador de jóvenes lucho contra esa religiosidad vacía de contenido.

Para todo este debate en mi opinión es imprescindible partir de la siguiente premisa con la que imagino todos estaremos de acuerdo: la utilización perversa de un determinado medio o herramienta no convierte al medio o herramienta automáticamente en perverso. Lo será o no, independientemente del uso que se le dé. Esto vale para las ideas, las medicinas, los alimentos, los videojuegos... y naturalmente, para la religión.

Saludos.

Un barquero chiquitito dijo...

Ni ira ni rencor ni odio, sólo me divierto con una buena discusión.

En cuanto a tu último comentario sólo una cosa: aplausos. Yo no lo hubiera expresado mejor.

Salvo por lo de siempre que, por otra parte, espero que intentes evitar en el futuro (y que los que lean esto sepan identificar a partir de ahora). Me refiero a este tipo de argumentos:

"Como todo lector neutral apreciará, jamás he dicho que las ideas haya que aprendérselas de memoria."

Este es un ejemplo típico de argumento falaz porque obligas a cualquier persona que se quiera sentir neutral a aprobar lo que viene después. Y una cosa no tiene nada que ver con la otra. Como éste has empleado muchos. No lo hagas más, por favor.

Y ya que estamos con esta frase: tú mismo te contradices con ésta otra de tu comentario anterior:

"no es muy cristiano el tono que en ocasiones empleé en el primer debate"

En mi opinión, que no es nada humilde, por cierto, la frase desprende, sin ningún lugar a dudas que, para ti, el tono adecuado con el que deberías participar en una discusión proviene de "los" (que no "tus") valores cristianos. Al contrario de lo que has sostenido como conclusión de tu falacia lógica.

Puntualizado esto vuelvo a aplaudir. El resto del comentario me ha gustado mucho, de verdad. Y creo que, también de verdad, tu búsqueda es sincera y que, desgraciadamente no son muchos los creyentes que sean tan sinceros consigo mismos como lo eres tú. Y de nuevo tienes razón, pues, también de forma desgraciada, no es algo exclusivo de los creyentes la falta de búsqueda interior sincera. Basta con un poquito de miedo y de dependencia de lo que otro dijo o diga para que se abandone todo trabajo al respecto.

Armando Vallejo Waigand dijo...

Siceramente, gracias.

Me tienes como lector habitual, y no por este último comentario (aunque sin él jamás lo hubiera reconocido, claro). África me sigue interesando, así como los temas sobre concienciación que tocas.

Por cierto, me ha venido muy bien la información sobre 'Changes Meter' porque yo utilizo Mac.

...Y alguno dirá ahora (y con razón): "que suene la música de violines". Pero, qué quieren que les diga... Lo prefiero así.

Saludos.

Armando Vallejo Waigand dijo...

Por cierto, una cosa más que olvidé mencionar.

Tienes razón en qué incurrí en una contradicción dialéctica al decir primero que mi actitud "no fue muy cristiana" y después que "el perdón y el arrepentimiento tienen que ver con mi humanidad no mi religiosidad". ¡Caí en mi propia trampa! Pero haciendo gala de mi habilidad retórica (es broma) voy a tratar de salir de ella, y quizás incluso estemos de acuerdo:

Prescindiendo de los elementos estrictamente de fe (existencia de Dios, divinidad de Cristo, milagros...) el cristianismo es con mucho la religión más humanista (nótese que no he dicho superior). La amplísima mayoría de los valores que emanan del mensaje evangélico son plenamente coincidentes con cualquier ética de signo humanista. Tú mismo has mencionado que Jesús se adelantó a los demás en sus ideas gracias (en tu opinión) a su inteligencia. Así pues, no es extraño que mis valores cristianos coincidan en gran medida (quizás del todo) con los valores propios del hombre como hombre.

¿He conseguido salir del lío?... Ustedes dirán (utilizo el 'ustedes' porque soy canario, por si alguien desconocía nuestro habla).

Saludos.

Un barquero chiquitito dijo...

No puedo estar de acuerdo porque no creo que existan tales valores propios del hombre como hombre.

Los valores son ideas. No tienen una representación real sin la existencia de alguien que piense en ellos.

De esta forma, si los valores de una persona coinciden casi en su totalidad con los de otra no será porque los dos sean hombres sino porque, o bien uno le ha copiado a otro o bien se han copiado mutuamente o bien tienen alguien común de quien se han copiado (y aquí el verbo copiar no tiene un sentido peyorativo).

El mecanismo de copia, sin embargo, sí es intrínseco a la naturaleza (biológica y evolutiva) del hombre. Y a la de (casi) cualquier animal con cerebro. El problema es que el resto de los animales copia lo que les será de utilidad. Porque copian lo que perciben sus sentidos. Con los humanos es distinto porque, al poder reflexionar y hablar sobre ello, podemos copiar no sólo actos sino también ideas. Y llegamos a creer que lo uno equivale a lo otro.

En mi siguiente post lo explico. :-p

Eva dijo...

Creo que lo de aprender las ideas, ni de memoria ni de ningún otro modo, pq las ideas no se aprenden se desarrollan, son conceptos que nos ayudan a desarrollar entendimiento, la base del conocimiento. Por eso las personas tienen diferente ideas sobre las mismas experiencias y de ahí que esa heterogeneidad nos haga evolucionar (teoricamente).

Se mezclan demasiados conceptos erroneos en cuanto a este debate, fe = religion, no!
la repetición es la tecnica más sofisticada y efectiva para memorizar, por eso ha sido utilizada y sigue siendo utilizada, pq graba en nuestro cerebros. pero otra de las tecnicas que usamos es el miedo, más efectivo, rápido y arrollador. A veces es sutil(el miedo digo) como en esas frases "de ser humilde es actitud cristiana",para mi eso son falacias, pues si tienes un espiritu realmente humilde no tienes la necesidad de expresarlo y grabarlo en las mentes de los que te rodean, o que pasa, que los demás no tienen capacidad de juicio?
No hay que olvidar que el cristianismo no deja de ser hijo del judaismo y fijaos que los rabinos se casan y tienen hijos, no como el cristianismo antinatura que obliga un celibato anti-humano, contranatura!!
no vivimos en una sociedad laica, eso que nadie lo piense ni por un instante. tenemos grabado a fuego en nuestros genes una tradición cristiana devastadora (almenos aquí en espanya).
las religiones son un mal necesario para muchas "almas", ahí estamos todos de acuerdo, pero si en vez de adorar a un dios humanizado respetasemos las cosas innatas de nuestra condición de habitantes de un planeta y primero intentasemos llegar al autoconocimiento seguramente las religiones no nos manipularian tanto.
y aunque es cierto lo de que "la utilización perversa de un determinado medio o herramienta no convierte al medio o herramienta automáticamente en perverso. Lo será o no, independientemente del uso que se le dé. Esto vale para las ideas, las medicinas, los alimentos, los videojuegos... y naturalmente, para la religión.", también no deja de ser un argumento que usan los vendedores de armas, y al final el arma tiene un fin: matar. lo mires por donde lo mires.
las ideas en un principio no son malas, las premisas religionas de hace siglos tal vez fueron formuladas con una óptica realista y que ayudaban al pueblo, pues no dejan de ser (las religiones)instrumentos politicos, son las primeras leyes de la humanidad que establecian como debias comportarte, cuando y que podias cazar, etc.pero hoy en dia ni se adaptan a la realidad ni buscan la espiritualidad.
siguen siendo mecanismos politicos que no quieren soltar el poder (almenos las más poderosas e influyentes en nuestro mundo).

tal vez hay un poco de lio en mi texto, pq he mezclado demasiadas cosas, pero espero que se entienda ;)
bics

Armando Vallejo Waigand dijo...

Hola Eva. Tu texto se entiende a la perfección; no lo comparto en gran medida, pero es muy claro.

Religión no es equivalente a miedo, sino a encuentro comunitario con Dios. Lo cual sólo puede suponer alegría. Pero aquí nunca nos pondremos de acuerdo.

En efecto, las ideas no se aprenden, se piensan, pero porque otro lo haya pensado antes no significa que yo no pueda pensarla también. Eso no es copia, es enriquecimiento que emana de alguien que me precedió.

Cierto; la fe no es la religión, pero en la medida en que varios compartimos la misma fe, como buenos seres humanos la dotamos de un marco simbólico y ritual. Y eso es religión. Téngase en cuenta que ese marco simbólico y ritual no es exclusivo de la religión; en todas las civilizaciones ha existido para el cortejo, las relaciones familiares, la 'liturgia' de la comida, el saludo... Es lo que llamamos tradición. El lenguaje de signos es inherente al ser humano, ¿por qué habría de estar exenta de ello la fe? El resultado, la religión. Y como ya he dicho, lo que después hagan con ella, es otro cantar...

No "todos" estamos de acuerdo en que la religión es un mal necesario. Ni es un mal, ni es necesario. Es un bien y es voluntario. Aquí tampoco nos pondremos de acuerdo.

Las armas son un buen ejemplo de mi premisa en relación a la no perversión intrínseca de los medios o herramientas que son utilizados perversamente. Las armas tuvieron un uso más que lícito desde su creación en la Edad de Piedra: la caza y la defensa frente a los animales salvajes. En cuanto el hombre perdió sus garras y sus colmillos durante su evolución, se vio en inferioridad física respecto a muchos animales, pero su capacidad de utilizar herramientas (la mayoría de expertos sostienen que esa habilidad para confeccionar herramientas es la principal diferencia entre el hombre y el animal) le permitió armarse externamente. Otra cosa es que muy pronto se dieron cuenta de que también podían obtener el control de sus poblados gracias a sus armas. Y así hasta nuestros días. Por tanto, sí, también las armas entran en la premisa mencionada. Naturalmente, los traficantes de armas pueden decir lo que quieran, pero son lo que son y hacen lo que hacen ('El señor de la guerra', con Nicolas Cage, es la mejor película que he visto sobre el tema).

Saludos.

Anónimo dijo...

para q existen las normas? lucas_manera@hotmail.com