23 agosto 2007

Ten siempre una rana a mano

Cuando crees que sabes todo de una historia siempre acabas descubriendo algo que te sorprende.

¿Recuerdan aquel cuento del príncipe encantado? Sí, ese al que una bruja le había tranformado en rana y tenía que buscar una princesa que le besase para volver a su naturaleza primitiva (los hombres somos unos trogloditas, sí).

Pues es mejor que se vayan olvidando de todo. La princesa en realidad era una aprovechada. Probablemente había oído hablar de las propiedades curativas de la piel herida de las ranas y, al no encontrar una farmacia cerca, cogió el antibiótico que vio más a mano. Es más, por lo que he oído, al convertirse el bicho en príncipe antes de que pudiera cortarle con un cuchillo (algo necesario para obtener el remedio), aquella señorita perdió todo su interés y salió de allí a toda prisa en busca de una rana auténtica.

Visto en Science Daily via A blog around the clock.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Como dice el Refrán "Por el interes te quiero Andres" jejejej