20 noviembre 2007

La labor del profesor

Cuando eres profesor, o simplemente diriges a un grupo de gente, existe siempre la tentación de dejarte llevar por el poder que tu puesto conlleva. Al más puro estilo evangélico puedes llegar a imaginar cómo los alumnos piensan: "jefe, una palabra tuya bastará para sanarme" Poder absoluto en tu micromundo de 4, 20 o 300 personas. Cuando entras a clase o a la oficina todos están atentos a cada uno de tus gestos. Y tu palabra es ley sólo por el hecho de ser tuya.

Desgraciadamente siempre hay algún mocoso que, por casualidades de la vida y por simple estadística, se preguntará por qué el profesor dice tonterías o, lo que es casi peor, por qué no dice ninguna y recita la misma lección año tras año, letra por letra. Desgraciadamente para el mocoso, claro. Sobre todo si plantea sus dudas en voz alta frente al profesor (o jefe) acostumbrado ya a ejercer su autoridad.

Hay que reconocer que estar frente a un auditorio y no saber contestar a una pregunta es duro. Las opciones para evitarlo suelen ser dos: "esto es así porque lo digo yo" o "no me pienso salir ni un pelo del guión preestablecido para no tener que contestar preguntas inoportunas". Los profesores (y los jefes) suelen creer que tienen que saberlo todo cuando, en realidad, la labor del profesor (y la del jefe, y por extensión la del padre o la de cualquier comunicador) tiene mucho más de darse cuenta de las interacciones entre los alumnos, de sus preocupaciones y capacidades y de aprovechar esa información, que sólo él (por ser el único observador global del grupo) es capaz de recabar. Y así se establece la diferencia entre que el alumno tenga que hacer lo que el profesor quiera, como el profesor quiera, y que el alumno haga algo que le gusta aunque sea lo que el profesor también persiga. Es decir, gente que sabe las suficientes matemáticas para enseñar en un instituto o en la universidad hay miles. Pero ¿de qué le sirve eso a un alumno que no quiere estudiar porque no encuentra ningún nexo de unión entre su mundo y el de las matemáticas?

Y ahora fíjense en esta maravilla:

Londres, 14 nov (EFE).- Harry Potter no sólo es capaz de volar con una escoba, hacerse invisible gracias a una capa o hablar con las serpientes, sino que también ha logrado reducir el fracaso escolar en un centro inglés que ha introducido el mundo de la magia de Hogwarts en su programa educativo, informa hoy "The Times".

El innovador sistema, implantado en la escuela primaria Robert Mellors, en Nottingham (centro de Inglaterra), ha logrado que el centro, situado hace tres años entre el 25 por ciento de las peores escuelas británicas, figure ahora entre las mejores instituciones educativas del Reino Unido.

Permitir a los alumnos disfrazarse de su personaje favorito de la serie del famoso mago, corear conjuros en la lección de matemáticas o utilizar varitas ha logrado que los niños que ingresan en la escuela con estándares por debajo de la media mejoren enormemente, según los inspectores académicos consultados por "The Times".
Visto en Desbarradas de Akin. Muchísimas gracias, nushu.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que hubiese dado porque nos enseñaran en el cole,todo basado en las novelas de Mark Twain XD

Mi favorito era Tom Sawyer. Me imagino vestida de Tom, mi colega de Huck Finn, etc...

En serio, como medida me parece perfecta. Si con eso consiguen enseñar, con el interés añadido de algo que les gusta a los niños. Chapeu.

Anónimo dijo...

En España podríamos hacer algo parecido con Manolito Gafotas a ver qué sale.