31 mayo 2008

Somos racistas (y lo seremos siempre)

La razón: somos animales sociales, en nuestros genes está el altruismo y, por tanto, la protección del semejante (frente al que no lo es). El problema, si se le puede llamar así, no está en el color de la piel, en las creencias, en el sexo o las filias deportivas o políticas. El problema es que "necesitamos" sentirnos parte de algo como seres sociales que somos y, al conseguirlo, dejamos de formar parte del resto. Y ese resto será siempre, evolutivamente, visto como una amenaza para el grupo al que pertenecemos.

La educación nos permite pensar, acertadamente, que todos los hombres y mujeres tenemos los mismos derechos y obligaciones, aunque unos sean del Madrid y otros del Barça. Esa educación nos ayuda a convivir y aprovechar lo bueno de cada uno en una sociedad cada vez más heterogénea. Pero eso no quita para que sigamos siendo racistas, a pesar de que hayamos aprendido que serlo no está bien.

Un pequeño estudio esclarecedor: un montón de chicos blancos y negros quieren conseguir trabajo. A unos pocos (blanco y negros) se les asigna CVs muy buenos y al resto normales. Los que tienen que decidir si contratarlos o no (gente bien educada y no racista) escogen primero a los mejores, sin importarles el color de la piel. Sin embargo, cuando tienen que escoger a uno que tenga un CV normal, eligen primero al blanco.

En mi opinión, la solución no está en intentar no ser racista. La solución está en saber que lo vamos a tender a ser en cuanto pertenezcamos a un grupo (aunque sea el de punto de cruz). Y siempre vamos a pertenecer a uno. Siempre nos vamos a sentir más identificados con una idea, con una persona.

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1 comentario:

Sulo Resmes dijo...

Una reflexión muy interesante.