12 septiembre 2012

La radio, ese cajón de sastre

Mi radio :-)
Hace cosa de un mes me compré una radio. Básicamente la más barata que había que funcionase con batería, reprodujese mp3 y tuviese críticas no demasiado negativas por internet. Es tan simple que ni siquiera tiene dial. Almacena las emisoras que se detectan en mi casa y paso de una a otra dándole a un botón. Cuando empiezo a escuchar nunca sé en qué emisora he caído. Y no crean, tampoco es tan grave el asunto. De hecho hasta le he conseguido encontrar ventajas. Por ejemplo, como no sé qué emisora suena, suelo tener menos prejuicios hacia lo que se habla.  Es cierto que, si estoy el tiempo suficiente, suelo hacer elucubraciones acerca de cuál puede ser. Pero, como tampoco sigo mucho la radio, me sorprendo a menudo equivocándome en mis suposiciones.

Pues bien, esta noche me he puesto la radio para fregar. Tenía para un buen rato y me ha dado tiempo de escuchar una media hora de programa. Cuando he empezado a hacerlo parecían estar hablando sobre los derechos de las chicas de 16 años. Sobre si tienen o no la madurez para decidir, sin el conocimiento de sus padres, acerca de si continuar o no con un posible embarazo. Parecía que las tertulianas, todas chicas, estaban de acuerdo en que era difícil que esa madurez existiese. Los padres tenían que estar ahí y las chicas de 16 años necesitaban apoyarse en ellos. Incluso una, percibiendo cierta endeblez en el argumento, añadía que, aun en el caso de que los padres no fuesen buenos padres, la niña de 16 años debía tomar su decisión junto con ellos. Poco menos que para darles otra oportunidad de serlo (olvidando posibles maltratos, vejaciones, etc.). Llegado a este punto he comenzado a tener prejuicios. Ya sé de qué pie cojea esta cadena, me he dicho. Pero lo mejor estaba por llegar.

Al momento han pasado el turno a los oyentes y ha llamado un tipo hablando de que la madurez depende de la persona. Que llevaba 30 años estudiando el tema. Y yo me he dicho: vaya, alguien que parece saber de lo que habla. Hasta que ha dicho su nombre completo y que se dedicaba a la dactilopsicología. Y yo he pensado: ahora a este pseudocientífico lo echan a patadas...

Pues no. Le han ofrecido ir al programa cuando quiera. Han hecho publicidad de un libro suyo y le han tenido el triple de tiempo que a cualquier otro oyente.

Los últimos 5 minutos de fregoteo estaba tan cabreado que me metía mentalmente con cualquier cosa que dijesen las tertulianas. Pensándolo fríamente lo hacían bastante bien. Eran educadas, cortaban cuando tenían que cortar y animaban a los oyentes en todo momento. En casi cualquier otro contexto me hubieran gustado seguro.

Y al final las sorpresas: el programa no iba sobre el aborto, sino sobre el desarrollo (o declive) de las capacidades mentales a lo largo de la vida. No es un mal tema, la verdad. Y era Radio Nacional. La noche en vela.


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Enlace al programa donde, también en RNE, Luis Alfonso Gámez desmonta la dactilopsicología.

Enlace a una interesante teoría, ésta sí científica, que nos habla de la influencia cultural en el declive cognitivo. Viene a decir que aquellas culturas en cuyo lenguaje no existe la posibilidad de hablar de declive éste no se produce.

Enlace al fenómeno del prejuicio retrospectivo. Aquel que utilizaba Watson para, una vez que Sherlock Holmes le ha explicado cómo resolver un caso, decir que él también lo podría haber hecho. O como el que yo utilizaría si supiese qué emisora estoy escuchando para decir, a posteriori, que la podría haber adivinado (lo cual he visto que no es cierto).

Enlace a El cerebro ético, de Michael Gazzaniga. Una visión neurocientífica de los problemas éticos que se plantean habitualmente.

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