En Luanda, los taxistas saben cómo defenderse. Lo único malo es que lo mismo les sirve la katana de turno para arreglar cuentas con un usuario remolón a la hora de pagar que con un ladrón amenazante. Pero la destreza no se la niega nadie :
cortar un mosquito por la mitad en pleno vuelo no está al alcance de cualquiera. En cuanto llegue en lugar de mosquitera alquilaré un taxista por horas.
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