La siguiente generación de medicamentos ya está aquí. Dentro de poco los doctores comprobarán nuestro genoma particular, además de todo lo que hacen ahora, y en función de él enviarán la receta a un laboratorio quien se encargará de personalizarnos el remedio pertinente.
Con ello empezará a desaparecer una de las principales quejas que tengo del sistema médico actual: el matar moscas a cañonazos.
Como dice el artículo del NYT, los primeros en dar el salto serán los antidepresivos.
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