Los investigadores separaron a dos grupos de hembras y a unas les dieron agua y a otras no. Además, a todas les dieron la oportunidad de juntarse con un macho nuevo cada día.
Los resultados fueron espectaculares. Las hembras que no habían bebido agua confraternizaban hasta un 40% más.
La explicación: las hembras buscan al macho para calmar su sed con su eyaculación.
Y ahora imagínense lo que podría conseguir un poquito de ingeniería genética...
Visto en Neurophilosophy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario