29 octubre 2008

Rojo pasión

Hace ya unos años me decía mi amigo txubi que existe una importante relación entre los colores y el comportamiento. Me comentó por ejemplo que, puesto que en la naturaleza no hay ninguna fuente de luz verde, utilizar una suele resultar desasosegador para un espectador. El color rojo, por el contrario, se suele emplear para provocar atracción sexual: de ahí que los burdeles utilicen luces con esa tonalidad o que existan películas que traten abiertamente el tema.

¿Pero a quién afecta y hasta qué punto? Según unos recientes estudios, que una persona vista de color rojo sólo afectará si esa persona es una mujer y el espectador un hombre. Además, el hombre no sólo encontrará más deseable físicamente a la mujer de rojo sino que se gastaría más dinero en ella si consiguiera una cita. Eso sí, vestir de rojo no hará que la mujer parezca más inteligente, simpática o buena. Únicamente despertará (y mucho) los instintos sexuales de la población masculina.

Enlace al artículo en Science Daily.

Actualizo: un interesante artículo sobre colores y comportamiento. Como dice Boronat en los comentarios, faltaba la parte de la chica:

se detectó una preferencia mayor de las féminas hacia los colores menos cálidos
Claro que esta preferencia se refiere a los colores con los que estaba pintada una habitación. :-)

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27 octubre 2008

Los problemas de Don Juan

Cuando eres bueno en algo obtienes placer haciéndolo una y otra vez. Te gusta afrontar retos relacionados con tu habilidad y que los demás te vean superándolos. Da lo mismo el qué mientras sea socialmente aceptado y valorado: estudiar, jugar a las cartas, dar conferencias, tocar un instrumento musical, conducir, pelear, seducir... Pero ¿qué ocurre cuando de un día para otro te arrancan tu habilidad, cuando de repente no puedes volver disfrutar eso que haces tan bien y te produce tanto placer? Un ejemplo muy extremo es el de la persona que se queda paralítica tras un accidente pero no es preciso ir tan lejos. Abandonar de forma voluntaria una actividad placentera también resulta traumático: el deportista que decide dejar de jugar, el trabajador que se jubila sin querer hacerlo, el niño que no quiere que los campamentos se acaben...

Además de tener que afrontar las consecuencias de una pérdida de este tipo, el Don Juan que decide dejar de serlo para vivir en pareja suele tener otro problema añadido: seducir a una mujer rápidamente requiere que ella crea que tiene delante al hombre ideal y que se vea embargada por una pasión irrefrenable. Pero el seductor, que sabe cómo serlo y conseguir lo anterior, lo es y lo hace para conquistar al sexo contrario. Una vez lo ha conseguido con alguien, el placer desaparece. Hasta que el reto de otra conquista se cruza en su camino. Y si no existe el desafío, pues la pareja con la que ha decidido permanecer ya está con él, ¿cómo podrá seguir mostrándose como el hombre perfecto con esa pareja?

Según Raúl Padilla, terapeuta de pareja y sexólogo, los donjuanes, sean hombres o mujeres, buscan seducir por encima de todo, y los medios que emplean son a menudo fraudulentos. “El problema aparece cuando la conquista da paso a la relación cotidiana, a una relación monogámica que deja en evidencia más pronto o más tarde la falsa imagen que Don Juan fue creando en su presa”.

“El miedo al compromiso”, continúa, “es algo inherente al donjuanismo. En pareja les es muy complicado mantener una relación de igualdad con el otro, y o bien ejercen el rol de niño, haciendo recaer las normas y el control sobre su pareja, o bien son hiperprotectores. Los trastornos que presentan los donjuanes que llegan a terapia de pareja están motivados por una falta de deseo normalmente causada, o manifestándose, en problemas de excitación y de orgasmo. Para estas personas el cariño y el deseo no suelen concebirse juntos, por lo que al aumentar la proximidad emocional se produce un distanciamiento sexual que puede ser vivido como desamor por el compañero sentimental”.
Visto en el Magazine de El Mundo.

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23 octubre 2008

Los 5 estadios del duelo

En 1969, la psiquiatra Elisabeth Kubler-Ross publicó On Death and Dying, un libro que ha pasado a la historia porque, por primera vez, aparecía el concepto de los 5 estadios del duelo, aquellos que, según la autora, conducen a la superación de una gran pérdida: Rechazo, Ira, Negociación, Depresión y, finalmente, Aceptación.

Durante 40 años estos 5 estadios han generado un intenso debate. Sin base científica, ha habido estudios para todos los gustos: unos han tratado de demostrar su validez y otros la han tratado de rebatir.

A mí, personalmente, me parece demasiado ambiguo. Como cuando vas a un vidente y te dice: "tú tienes problemas". El auténtico problema surge cuando te lo crees. Igual que puede aparecer si te crees que tienes que pasar por esas 5 fases para superar un duelo cualquiera.

Por lo demás, resulta interesante la explicación que dan en este artículo de Scientific American: el ser humano tiende a ver su vida como un conjunto de etapas por las que ha de pasar: colegio, universidad-trabajo-fiesta, matrimonio, hijos, casa y coche, crisis de los 40... Eso le ayuda a sentirse a salvo pero, en su mayor parte, no son sino convenios sociales. Lo que ocurre es que gracias a esa "planificación" nos sentimos más seguros, tenemos algo en lo que apoyarnos. Por ello, que se puedan pasar 5 estadios antes de superar un duelo no quiere decir que haya que pasar todos para superarlo. Igual que no hay que casarse, ni comprarse un coche o ir a la universidad antes de llegar a tu plaza reservada en el otro barrio.

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22 octubre 2008

Guerra de sexos neurológica

¿Son iguales los cerebros de hombres y mujeres?

Después de años de estudio, podemos afirmar que hay algunas diferencias entre ellos: por ejemplo, es mayor el de los hombres, pero en el de la mujer existen más conexiones entre los hemisferios izquierdo y derecho. Estamos tratando de delimitar las diferencias físicas, aunque cabe aclarar que no tienen un reflejo sobre el cociente intelectual.

Lee el resto de la entrevista al psicólogo estadounidense Richard Haier en Público.

Enlaces a tres estudios recientes sobre el dimorfismo sexual cerebral en humanos (pdf): 2002, 2003 y 2006.

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Ondas Gamma infantiles y desarrollo cognitivo

Un electroencefalograma es algo relativamente sencillo, e inocuo. Consiste en registrar la actividad eléctrica de nuestro cerebro mediante unos electrodos colocados en el cuero cabelludo. Se viene realizando en humanos desde 1929 y mide las diferentes ondas cerebrales que se dan durante la vigilia y el sueño, frente a estímulos controlados y en reposo.

Hace mucho que se conoce la existencia de 5 tipos de ondas cerebrales distintas. Las ondas gamma son las que oscilan más rápidamente, entre 26 y 100 veces por segundo, y se cree que están relacionadas con el desarrollo cognitivo, habiéndose constatado la existencia de un salto frecuencial, de 20 a 40Hz, cuando el cerebro realiza una actividad de ese tipo.

Pues bien, un equipo de neurocientíficos de la Universidad de Rutgers ha descubierto que dichas ondas gamma son más fuertes si pertenecen a niños con mayores habilidades cognitivas y lingüísticas. Las pruebas fueron realizadas con niños de 16, 24 y 36 meses. Tras ellas, los investigadores han concluído que realizar dichas mediciones de forma preventiva en niños de entre 16 y 36 meses permitiría detectar deficiencias en esos dos importantes aspectos (cognitivo y lingüístico).

Se sabe que entre los 16 y los 36 meses se producen enormes avances en el cerebro del niño, avances que no se podrán recuperar más tarde en caso de no producirse. Por eso, la detección mediante la lectura de las ondas gamma en ese periodo ofrece a los padres la oportunidad de buscar soluciones para que su hijo no se quede atrás.

Visto en Science Daily.

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20 octubre 2008

Estudios para la paz

200 estudiantes de de más de 80 nacionalidades distintas son admitidos cada año en el instituto preuniversitario de Nuevo México United World College of the American West (UWC-USA).

En el resto del globo, otros 12 institutos UWC, 4 en Europa, enseñan a sus alumnos antropología, sociología, ciencias políticas, teología e historia con el objetivo de descubrirles las raíces del conflicto, transformar las causas subyacentes, desarrollar estrategias preventivas y enseñar habilidades para su resolución.

Dentro del aula se aprende a desarrollar la espiritualidad común a todas las religiones, aquello que une a las personas. En cambio, se trata de evitar que una religión en concreto o cualquier ideología política se adueñe de la institución.

Mientras tanto, como en cualquier universidad, se realizan investigaciones de todo tipo. Temas de estudio no faltan: terrorismo, conflictos internacionales, guerras, violencia de cualquier clase o condición... La única premisa para hacerlo es que la solución sea la paz.

Visto en el Herald Tribune.

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19 octubre 2008

En el amor... sin sentimientos

Eso es lo que dice siempre un amigo mío.

Dejarlos a un lado también podría aconsejarse a la hora de afrontar cualquier otra negociación. O para apostar, por ejemplo al póker. O... Poco importa cuál sea la prueba a superar: ser frío en una encrucijada tiende a verse como algo ventajoso. Mantener al margen los sentimientos y sopesar los pros y los contras, método científico en mano, se nos antoja casi siempre como la mejor de las opciones (sobre todo si creemos en dicho método).

Sin embargo no siempre es así. Enlazando con el post sobre el narcisismo del otro día, se puede decir que para esto existe, al menos, una excepción.

Cuando la decisión se ha de producir en medio de una interacción (competición) entre 2 ó más personas, lo que marcará la diferencia será la confianza en sí mismos de los que la tengan que tomar. Es decir, mientras haya variables que el método científico no pueda controlar y el resto de condicionantes sean parejos para los participantes, el que crea con más convicción que lo va a conseguir tendrá más posibilidades de lograrlo.

Dicho esto me tendré que empezar a plantear si este blog no se está convirtiendo en uno de autoayuda, pseudocientífico. De momento, por si surgen sospechas, ahí va el estudio correspondiente:

Enlace al artículo de Medical News Today.

Y sí, aunque sé que esto mi amigo ya lo sabe de sobra, le propondré cambiar la frase por algo como: "en el amor... con confianza absoluta". :-p

Recomendación cinematográfica: Rounders y 21 Blackjack.
Y ya que estamos... toda la trilogía de Bourne.

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13 octubre 2008

¿Qué quieres, aprender o sacarte un título?

Cuenta Frank McCourt en su libro autobiográfico "El profesor" que, después de mucho tiempo y muchas infructuosas tentativas de enseñarles la materia que se suponía que sus alumnos tenían que aprender (lengua inglesa), por fin consiguió unos resultados esperanzadores al darse cuenta de que falsificaban justificantes de asistencia aplicando grandes dosis de inventiva en la elaboración de las historias. A partir de ese día puso a la clase a escribir notas de disculpa imaginarias, cada vez más elaboradas, e incluso, al final, les invitó a escribir notas de disculpa para todas las personas que hubieran hecho algo malo (familiares, amigos, personajes públicos...). Todos y cada uno de los alumnos acogieron la actividad con placer, preguntándole de vez en cuando cómo podrían mejorar todavía más sus elaboraciones. Por fin había descubierto cómo enseñar. Y cuándo hacerlo.

Siempre he creído que algunas asignaturas son más "cotidianas" que otras. Conectar con los alumnos durante una clase de psicología suele ser pan comido, mientras que hacerlo en una de cálculo diferencial se me antoja algo más complicado.

Y sin embargo no debería ser así. O por lo menos no se debería seguir avanzando hasta que a los alumnos les resultase lo anteriormente aprendido igual de familiar en una materia que en otra. Porque ¿qué sentido tiene lo contrario? Obviamente, si no entiende muy bien de qué le están hablando, si no se consigue relacionar lo que se sabe con lo que se escucha, tampoco existen muchas posibilidades de que se aprenda algo nuevo. Es decir, si un alumno no tiene los conocimientos previos suficienes como para sentirse cómodo al recibir una nueva clase, que además le llevará un poco más allá, ¿de qué le servirá esa clase?

Que este tipo de situaciones se den en la enseñanza obligatoria tiene, hasta cierto punto, alguna justificación, pero que lo mismo suceda a nivel universitario me resulta cada vez más absurdo. ¿De qué sirve avanzar si la clase no te entiende? Puede que a final de curso tengas que cumplir unos objetivos, que tengas la obligación de dar una materia pero... ¿a qué precio?

El resultado suele ser que puedes sacarte cualquier carrera universitaria sin haber disfrutado de verdad de ninguna clase, sin haber aprovechado nada de lo que la carrera (a nivel formativo) te ofrecía. Es posible que socialmente hayas mejorado, que tengas un montón de amigos gracias a tus "estudios" pero... ¿qué diferencia existe entre hacer amigos así o hacerlos en cualquier otro contexto? Después de 5 ó 6 años sigues sin saber hacer la o con un canuto y, a la hora de trabajar, los conocimientos que te exigirán de tu carrera los podrías haber aprendido, en el peor de los casos, en seis meses. Aunque eso sí, se es un licenciado. Para regocijo de padres y familiares varios y para envidia de los que no lo son y piensan que por tener un título se es algo más.

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11 octubre 2008

Narcisismo y liderazgo

En las primeras etapas de la infancia el comportamiento del niño es claramente egocéntrico. Al igual que la humanidad en la Edad Media, cuando somos pequeños pensamos que el universo gira a nuestro alrededor. Otra de las creencias que todos albergamos durante nuestros primeros años de vida es la de que podemos llevar a término cualquier cosa. Ya sea una tarea fácil, difícil o incluso imposible, nosotros pensamos sinceramente que seremos capaces de realizarla.

Con el paso del tiempo descubrimos que los demás niños y niñas también sienten y padecen y que no son sólo figurantes en la peli en la que hacemos de protagonistas. Además, la vida (lo que aprendemos) también nos termina enseñando cuáles son (o cuáles creemos que son) nuestros límites.

Estos cambios no se producen siempre a la misma edad o con la misma rapidez en todas las personas. En concreto, aquellas personas que solemos denominar narcisistas parecen no abandonar nunca esas características. Algunos incluso las potencian con los años.

La noticia es que el narciso es el prototipo de líder nato. Un par de estudios, que he leído en Science Daily, se adentran en posibles explicaciones mientras señalan que, aquella persona con mayor grado de narcisismo, no sólo se ve a sí misma como un líder sino que también es percibida así por los demás.

Estadísticamente los narcisos tienen que existir. Por mucho que ciertas ideologías digan que no, en nuestra naturaleza está que tiene que haber personas que hagan de líderes así que, diciendo una cifra al azar, uno de cada diez de entre nosotros se encuentra, en un cierto momento de su vida, con que no tiene por qué abandonar sus hábitos egocéntricos y su inflada autoestima: la gente le hace caso cuando habla, espera sus órdenes y permanece atenta a cualquiera de sus reacciones.

La mala noticia es que ese tipo de líderes no hacen mejorar al grupo que lideran. Es más, los mismos estudios que citaba antes han comprobado cómo los narcisos no toman mejores decisiones que cualquier otra persona. Sólo toman una. Con mucha convicción, eso sí. Esa seguridad en sí mismos y la querencia por ser escuchados es la que mantendrá la atención circundante. Sin embargo, al no poseer empatía ni ser capaces de hacer autocrítica, o soportar la de los demás, el ideario del grupo que dirigen tenderá a estancarse.

La buena noticia es que, estadísticamente, algunos de estos narcisos (pocos) han de ser inteligentes, además de poseer algunas influencias que les hagan proclives a la autocrítica y a la empatía.

La segunda buena noticia es que, dado que todos hemos sido narcisos (y líderes potenciales) cuando éramos pequeñitos, disponemos de los circuitos neuronales (más o menos atrofiados) para serlo de nuevo. Es decir, en un momento dado podemos aprender a dirigir a un grupo. Y si, además, durante nuestra etapa de gregarios hemos desarrollado la empatía y la autocrítica, podremos ser mejores líderes para los demás que muchos que lo han sido toda la vida.

Eso sí, recuerden que, de nuevo, estadísticamente no todos podremos serlo.

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Psicología y neurociencia en la prensa diaria

Hoy me he quedado gratamente sorprendido al ver el suplemento de Salud de El País.

Como tema de portada lleva las enfermedades mentales. A lo largo de cuatro páginas habla de cómo ha ido evolucionando la concepción que tenemos de las personas que padecen una, desde los tiempos en que las encerrábamos de por vida en manicomios hasta los actuales, en los que se lucha porque se comprendan sus dolencias y que eso ayude a mejorar su difícil, pero necesaria, integración en la sociedad.

Después trata, por ejemplo, de las particularidades del dolor crónico que, a pesar de no cumplir ningún cometido, en muchas ocasiones sigue ahí aunque la causa haya desaparecido, trastornando el quehacer diario de hasta 1 de cada 5 personas. Durante el articulo explica las últimas hipótesis neurocientíficas que podrían suponer un paso adelante en el camino de su eliminación.

También aborda temas tan interesantes como la neurociencia del aprendizaje, explicando cómo las conexiones entre neuronas se hacen más fuertes o más débiles en función de que un aprendizaje condicionado se adquiera o se pierda.

En resumen, 24 páginas que dan para mucho: los últimos descubrimientos en materia de primera infancia, psicología de la violencia de género, las nuevas tendencias sobre arquitectura para centros sanitarios, noticias breves...

El único pero: la web del país no ofrece nada de todo esto.

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