29 mayo 2013

La belleza no está en el interior

Ser atractivo es el mejor predictor para el éxito en la vida. Es mejor ser atractivo (físicamente) que inteligente, que rico, que alto, que íntegro, que valiente, que prudente, que trabajador, que bueno o que malo.

No hay nada más importante. Incluso si ya te conocen y se pone en marcha el efecto de regresión a la media, según el cual alguien no atractivo pasa a ser normal cuando lo ves más veces, y alguien atractivo también pasa a ser normal.

Porque hay un efecto mucho más poderoso, el efecto halo: cuando vemos a alguien atractivo inmediatamente pensamos que también es inteligente y buena persona. Esto parece ser debido al efecto de primacía que ejerce la apariencia física. Como la apariencia física es lo primero que solemos percibir de una persona, es su atractivo (o falta de él) lo que nos guiará a través de evaluaciones posteriores.

Si unimos lo anterior al efecto pigmalion, que hace que una persona detecte de manera subconsciente lo que se piensa o se espera de ella, haciendo que actúe en la línea de no defraudar las espectativas, tenemos un cuadro de lo más políticamente incorrecto.

Pero los resultados están claros: las personas atractivas son más abiertas e intervienen antes en las conversaciones. Y esto es así porque los demás tienden a escucharles y alentarles más. A la larga, eso les hace ser más experimentadas y alcanzar mayores logros. Porque, a pesar de que no sean más inteligentes por ser atractivas, sí que resultarán ser más perseverantes porque la gente será más indulgente con sus errores. Y de la perseverancia nacerá el éxito, ya en la etapa escolar. Aunque, en esa etapa  también puede ser una fuente de problemas, pues puede exacerbar la independencia con respecto a los progenitores.

Sin embargo también hay un límite a la belleza. Si se es demasiado guapo, sobre todo si se es mujer, la gente pensará que se es malvado. E incluso puede que tengan razón.

Ahora bien, el tema fundamental sobre la belleza es quién saca partido de que las cosas sean así. Indudablemente las personas atractivas se lo sacan, sobre todo si viven en un entorno urbano. Pero la mayoría de ellas no le sacan todo el partido que podrían. Son más felices y cuando estás contento no te paras a pensar en cómo estarlo más.

Quien sí ha estudiado el tema a fondo es el mundo de la publicidad. Ganan un montón de dinero a nuestras expensas. Y no sólo socavando nuestros bolsillos, sino también nuestra felicidad y salud.

Recomendación: Pensar rápido, pensar despacio.




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