¿Qué es la fe? ¿Para qué sirve? ¿Supone una ventaja o una
desventaja?
La fe se puede definir como el conjunto de creencias de una persona o de un grupo. Y nadie se libra de ella. Ni siquiera los flamantes científicos armados con su brillante método: 2 de cada 3 de los estudios que se publican se muestran falsos al intentar replicarlos. Incluso las personas mejor preparadas se dejan llevar por sus creencias y manipulan o tergiversan los resultados de sus experimentos para que estén de acuerdo con sus hipótesis iniciales. Y si el porcentaje de errores, aplicando la mejor herramienta que conocemos para ser objetivos, es de un 67% ¿a cuánto se elevará en la vida cotidiana la influencia de la fe?
¡Pero oiga! El hombre es un animal racional, ¿no? La
respuesta es básicamente ésa: no. Es cierto que resulta mucho más agradable pensar que sí lo
somos, pero la mayoría, la inmensa mayoría de nuestros razonamientos, son a
posteriori. Es decir, razonamos después de actuar. Intentamos explicarnos a nosotros
mismos por qué hemos hecho algo de una u otra forma, pero casi siempre después de,
no antes. Y, al igual que nos gusta pensar que somos racionales (porque la
alternativa no es muy agradable), también nos gusta dar razones placenteras,
que concuerden con nuestras creencias o valores, a nuestros actos pretéritos.
Lo curioso es que todos somos así. Ese no ser racional está
en nuestros genes. Nuestro cerebro no es una máquina sino que funciona tomando
decisiones por la vía emocional. Y no le ha ido mal. Hemos sobrevivido. Con lo
cual, de alguna forma, esta forma de funcionar ha de ser adaptativa, útil. O lo
que es lo mismo, sin la fe nos habríamos extinguido.
Ésta es la hipótesis del documental Homo Sapiens-Prehistoria, de Juan Luis Arsuaga. En él se ofrece una
explicación a por qué el ser humano se aventuró más allá de las más altas
montañas y los más profundos océanos. Normalmente se da por cierto que de
África salieron los primeros hombres obligados por la enorme sequía que asolaba
el continente. Pero ¿qué les llevó a cruzar el congelado estrecho de Bering a
pie? ¿y a escalar los Alpes, o el Himalaya? ¿Qué les impulsó a enfrentarse al
océano y navegar durante días sin rumbo hasta llegar a Australia? ¿Fueron
impulsados por una fe irracional, pero útil para la especie? ¿Les guiaron los
más fervientes de entre ellos haciendo del Sol, Las Montañas o el Océano su
dioses? Es posible.
¿Entonces está el ser humano preparado para ser un creyente?
No sólo eso, sino que ser un gran creyente le ofrece una ventaja a quien lo es.
¿Ejemplos? Una de las características principales de las personas creativas es
la enorme fe que depositan en sus ideas. Una persona muy segura de si misma
(algo que objetivamente no podría darse), atrae mucho más que una dubitativa.
Este deseo de seguridad lo utilizan las religiones o, más bien, los líderes
religiosos. Imponen un orden, que les suele beneficiar más pronto que tarde, a
cambio de ese plus que da creer en algo.
Y, sin embargo, ninguno de los dioses que se han ido
revelando, a los distintos profetas que han existido, han tenido a bien
contarnos nada acerca de las características del mundo que no podemos captar
con nuestros sentidos. Ninguno de esos dioses nos habló nunca del espectro
electromagnético no visible (de los Rayos X, por ejemplo) o de los electrones.
Ninguno nos explicó la fotosíntesis, las vacunas, la penicilina o el ADN.
Curiosamente, ninguno de esos dioses nos descubrió nada que no fuera conocido ya
en la época de sus apariciones.
Si estamos donde estamos es gracias a gente que tuvo más fe
en si misma que la que le ofrecían sus dioses. Los seres humanos sobrevivimos como especie gracias a creencias
inquebrantables, personales o grupales (aunque no fuera lo único que nos ayudó).
Y, aunque se equivocaran en un 67% de las veces, los científicos han hecho
nuestro planeta mucho más habitable. La pregunta es, ¿ahora que nuestra especie
no corre peligro, no convendría alimentar nuestra capacidad de creer con nuevos
objetivos? ¿Por ejemplo, con el de incrementar un poco ese 33% de resultados
válidos alcanzados gracias a la fe y al método científico?