Hace poco ha aparecido en los medios que el gobierno piensa hacer pagar a los padres los ingresos y cuidados hospitalarios de sus hijos cuando medie un coma etílico.
No deja de parecer ésta, como muchas otras últimamente, una medida para ahorrar en gastos médicos de la sanidad pública.
La diferencia estriba en que bastante gente está de acuerdo.
Culturalmente solemos pensar que las personas han de pagar por sus pecados. Así, vemos con más indulgencia al paciente de cáncer de pulmón que no ha fumado nunca que al que sí lo ha hecho. Y algo parecido puede aplicarse a este caso. La culpa de un hijo borracho, menor de edad, bien puede ser de los padres.
Pero claro, si miramos las estadísticas, la mayoría de los adolescentes asocia el divertirse el fin de semana con beber en grandes cantidades. Más o menos todos los padres lo deben estar haciendo mal.
El alcohol es muy reforzante. Deshinibe de inmediato y ayuda a entablar relaciones. Como se admite desde la psicofarmacología, es el "medicamento" más utilizado para superar la fobia social. También sirve para ahogar penas y preocupaciones. ¿Qué alternativa existe a algo así?
Sin duda las hay, pero son más costosas, tanto en esfuerzo como en tiempo.
Lo malo es que es probable que nuestros padres de adolescentes tuvieran parecidas costumbres en su juventud. Y, por tanto, no tengan alternativas que ofrecer
Así, estos padres van a pagar por no ser un ejemplo para sus hijos. Pero ellos tampoco tuvieron muchas oportunidades. Muy probablemente los abuelos y demás antepasados también fueron humanos, tendentes al cortoplacismo satisfactorio y, por tanto, tampoco resultaron el mejor de los modelos.
El resultado es un panorama desolador. Sin alternativas saludables, sin gente capaz de implementarlas y ofrecerlas, es posible que el número de casos de coma etílico disminuya a causa de la ley, pero será sustituido por intoxicaciones con otras drogas o, peor, por comas etílicos no tratados.
A menos que se haga el esfuerzo de ofrecer alternativas, menos satisfactorias a corto plazo y que, por tanto, requerirán una fuerte implicación hasta obtener beneficios a medio o largo plazo que las mantengan, éstas nunca se impondrán a la solución rápida de beber.
Libro recomendado: Addiction-Proof your child. Stanton Peele.