27 febrero 2008

Un remix vital para el post nº 1000.

Hijos. Algunos dicen que la razón por la cual tenemos menos es porque ya no compensan. Hace un tiempo ya puse por aquí que cuidar a un hijo sólo era ligeramente más placentero que realizar otras labores domésticas (¿limpiar el baño?). Un artículo abunda en maltratar a esta sociedad nuestra, alegando que los padres tienen hijos como aquel que tiene un objeto, que los aprecian más cuanto más dinero se gastan en ellos. Esto parece entrar en contradicción con la cara de abobaos que se nos pone al mirar a un bebé y sobre todo con cómo reacciona nuestro cerebro al hacerlo, aunque el niño no sea nuestro.

Pero todavía más curiosa es esta nueva teoría según la cual tenemos menos hijos porque estamos poco relacionados genéticamente con nuestros cónyuges. Es decir, debido a la gran movilidad de nuestra población moderna, hombres y mujeres forman cada vez más parejas sin parentesco alguno y eso parece coincidir con las bajas tasas de natalidad.

En cualquier caso, una vez que han nacido parece que no resulta una mala idea que, además de gastarnos el dinero en ellos para sentirnos orgullosos nosotros, parte de ese gasto les sirva a los pequeñines de algo. Como por ejemplo para mejorar sus respuestas frente a la ansiedad o la frustración.

Tampoco resulta una mala idea que los niños jueguen. Casi todo indica que hacerlo mejorará su desarrollo cerebral. Aunque puede que si se aficionan demasiado a, por ejemplo, montar en bici, esto les pueda ocasionar algunos problemas a la hora de ir al baño.

De todas formas es un alivio saber que a partir de ahora una herida ya nunca volverá a ser tan grave. Una pequeña modificación genética en su hijo y cicatrizará más rápido que Lobezno en X-Men.

Probablemente el mayor peligro al que se tendrán que enfrentar estos niños sean las expectativas de sus padres. Normalmente irreales y fantasiosas, harán que muchos de ellos tengan una visión del mundo distorsionada por el prisma de sus progenitores.

Con un poco de suerte llegarán a la adolescencia (y si no unos años más tarde) con una salud mental a prueba de padres y, en contra de lo que puedan suponer los adultos, considerarán el amor antes que la posibilidad de tener sexo como prioridad a la hora de elegir pareja. Y más si tenemos en cuenta que para suplir lo del sexo dentro de poco ya estará todo inventado.

La adolescencia coincidirá con la concienciación de esos nuevos cerebros ávidos de información de que están siendo manipulados por la masa (o por el poder establecido y malvado). El resultado será la emancipación de todo y de todos hasta que llegue el momento de la ineludible llamada de la naturaleza, a veces distorsionada por la polución reinante, que les conducirá a la procreación y perpetuación de la especie.

A partir de ese momento todo se volverá a repetir.

Y si esta historia les parece corta... léanse los enlaces y el resto de 3000 millones de páginas que hay en internet. Y si quieren un consejo de por dónde empezar... la Wikipedia ha creado una Enciclopedia de la Naturaleza ;-)

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que mono, tienes tu propio troll.XD

Me vuelvo a leer el post, que venía con las ideas claras y al leer "pio moa" se me han cruzado todas.

Un barquero chiquitito dijo...

ya está borrado.