De hecho, ni siquiera eran tan productivos como las mujeres. Al contrario que éstas, que todos los días aportaban a la unidad familiar todo lo necesario, los hombres ni conseguían cazar todos los días ni, los días que cazaban, las piezas apresadas eran las mejores. En media, al final del mes, las mujeres siempre les sacaban ventaja.
¿Para qué salían a cazar entonces, si hubieran sido más eficaces quedándose en casa y dedicándose también a la recolección? Lo hacían para alardear, cuando tenían éxito, frente a otros machos... y delante de otras hembras. Una cuestión de estatus, y de autoestima, que les reportaba una mejor posición en la tribu y sexo fuera de la pareja. Llega Diamond a estas conclusiones a partir de los trabajos de la antropóloga Kristen Hawkes, que ha basado sus teorías en el comportamiento de varias tribus modernas que todavía mantienen la caza y la recolección como medio de subsistencia.
Paralelamente, un estudio de cuatro años realizado por el departamento de Psiquiatría de la Universidad de Texas en colaboración con el Instituto Cooper de Dallas (EEUU), ha encontrado que el ejercicio físico intenso en hombres ayuda al menos a la mitad de ellos a mejorar (o superar) la depresión.
"Los resultados sugieren que la adición de una rutina regular de ejercicio, en combinación con medicamentos prescritos por el médico, puede aliviar completamente los síntomas de un trastorno depresivo mayor."
Para las mujeres también funciona, pero no exactamente igual:
"El ejercicio moderado es más eficaz para las mujeres con antecedentes familiares de enfermedad mental, mientras que el ejercicio intenso es más eficaz para las mujeres cuyas familias no tienen un historial de esa enfermedad."
Enlace al artículo de El Mundo sobre ejercicio y depresión.