29 octubre 2007

Los ojos no: la cara es el espejo del alma.

Escribe Vaughan en Mind Hacks que existe una conocida relación entre desórdenes genéticos que afectan al cerebro y ciertos rasgos distintivos en la estructura facial (el ejemplo más claro son los síndrome de Down).

Sin embargo, en los últimos años, multitud de estudios han hallado que, incluso gente sin ningún trastorno genético, refleja en su rostro ciertos rasgos que pueden ser relacionados con atributos psicológicos e incluso con características psicológicas ya percibidas.

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