29 septiembre 2009

Redefiniendo el atlas funcional del cerebro

Los humanos necesitamos etiquetarlo todo. Hacerlo nos ahorra trabajo, nos permite universalizar términos y conocimientos, facilitando la comunicación con otras personas. Como contrapartida, en ocasiones las etiquetas pueden desembocar en prejuicio y discriminación.

Del mismo modo, en cada una de las ramas del saber sus estudiosos se esfuerzan por establecer y utilizar una terminología propia. A veces, esa terminología, que en la mayoría de los casos cumple la función de ahorrar trabajo, también puede frenar nuevos descubrimientos: se tiende a defender el término inventado por encima de los hechos que ya no lo respaldan.

A lo largo de la historia de la psicología, el cómo se ha entendido el funcionamiento del cerebro ha pasado por multitud de fases. De ser "algo" de lo que nada se sabía, se pasó a crear un paralelismo con las computadoras y, más tarde, a definir compartimentos estancos, cada uno de los cuales se encargaba específicamente de una sola tarea. Con el tiempo se comprobó que esos compartimentos se comunicaban entre sí: ni eran tan estancos ni tan monotarea. Ya en los últimos años todo parece complicarse. Si bien se mantienen ciertas pautas generales sobre dónde se realizan según qué tareas, se descubren variables nuevas por doquier. Millones de conexiones entre zonas, gran variabilidad estructural en función de la experiencia vital del individuo, nuevas funcionalidades por parte de neurotransmisores que ya se conocían o de otros que se descubren, la glia (células cerebrales diez veces más abundantes que las neuronas) se manifiesta como parte activa del procesado de la información...

Con el objetivo de poner un poco de orden a semejante flujo de nuevos descubrimientos, las nuevas técnicas de exploración cerebral se unen al análisis estadístico para decirnos en qué porcentajes están implicadas cada una de las zonas a la hora de realizar cada una de las tareas típicas. "Sorprendentemente" los resultados no parecen coincidir en exceso con lo que hasta ahora sabíamos; ni acerca de dónde se realizan las tareas, ni en las conexiones que se establecen entre diferentes áreas cerebrales para llevarlas a cabo.

Enlace al artículo de PLoS ONE

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18 septiembre 2009

Zurra o castigo verbal?

Un nuevo estudio longitudinal sobre cómo aplican la disciplina padres de bajo nivel económico, ha encontrado que dar cachetes en el culo a niños de 1 año conduce a comportamientos más agresivos, y a un menor nivel cognitivo, durante los 2 siguientes años. El castigo verbal, sin embargo, no estaría asociado con dichos efectos. Especialmente cuando va acompañado del soporte emocional por parte de la madre.

Visto en Science Daily.

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Plomo y cerebro: mala combinación

"En la Inglaterra de los siglos XVIII y XIX, los fabricantes de sombreros frecuentemente se volvían locos debido al mercurio que empleaban para preparra el fieltro que utilizaban para hacer lso sombreros”

“Algo parecido pasa con la palabra chalado (en inglés: crackpot), que originalmente hacía referencia a la psicosis tóxica observada en algunas personas (normalmente pobres) que preparaban su té en una tetera (pot) de ceramica agrietada (crack), soldada con plomo“

John J. Pinel- Biopsicologia
(lo he encontrado en este blog)

Hoy en día todavía se encuentra plomo en pinturas, joyería para niños y juguetes procedentes de máquinas expendedoras. Las cantidades que pueden llegar a contener no suelen considerarse tóxicas (la OMS pone el límite en 10ug por decilitro) pero se ha descubierto que, por encima de los 5ug por decilitro los niños pequeños sufren serios problemas cognitivos, obteniendo peores resultados en la escuela. Si la cifra llega a 10ug los niños tienen 3 veces más posibilidades de ser hiperactivos o de tener comportamientos antisociales.

Visto en CBC News

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11 septiembre 2009

Peor de lo que creíamos

La mayoría de las cifras sobre la prevalencia* de la ansiedad, la depresion, o la adicción al alcohol o a la marihuana se basan en encuestas que dependen de la memoria (suponiendo sinceridad) del encuestado.

Los resultados así obtenidos no parecen demasiado alarmantes: un 18% dice haber padecido un episodio de depresión entre los 18 y los 32 años y entre un 6 y un 17% serían adictos al alcohol (también en ese rango de edad)

Sin embargo, 2 estudios longitudinales, que han ido siguiendo a las mismas personas a lo largo de 20 y 30 años respectivamente, han mostrado que la memoria de la gente no es demasiado buena si de lo que se trata es de recordar malas experiencias pasadas: hasta un 41% habrían sufrido una depresión y un 32% se habrían vuelto adictos al alcohol entre los 18 y los 32 años. Más del doble de lo que solemos recordar cuando nos preguntan.

Visto en Science Daily

*Si hacéis doble clic sobre una palabra acerca de la que no tengáis claro el significado, una ventanita emergente os sacará de dudas.

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Genes reparadores y Esclerosis Múltiple

"La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad desmielinizante (destruye la mielina que recubre los nervios, haciendolos funcionar de forma incorrecta), neurodegenerativa y crónica del sistema nervioso central. No existe cura y las causas exactas son desconocidas. Puede presentar una serie de síntomas que aparecen en brotes o que progresan lentamente a lo largo del tiempo. Se cree que en su génesis actúan mecanismos autoinmunes" (sería el propio cuerpo el que se atacase a sí mismo).-Wikipedia-

Muchos de las investigaciones sobre la EM se centran en saber qué diferencias existen entre las personas que la padecen y las que no.

Un estudio presentado hoy por la Clínica Mayo se ha centrado, sin embargo, en las diferencias entre los enfermos que se recuperan (consiguen volver a mielinizar sus nervios) y los que no. Trabajando con ratones, han encontrado 2 genes responsables. Aquellos ratones que poseían esos genes conseguían recuperarse bajo ciertas condiciones. En esos casos, parece que la reparación en el sistema nervioso vendría provocada por la estimulación en la expresión de uno de los genes y la inhibición del otro.

Visto en Science Daily

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