23 noviembre 2006

La mujer angoleña

Cuando hablé de los microcréditos comenté que casi siempre eran concedidos a las mujeres. Los que prestan su dinero se fían más de una mujer pobre que de un hombre pobre. En Angola hay entre 2 y 3 veces más mujeres que hombres. Así que cada hombre tiene, al menos, una mujer y una "namorada". Esto no deja de tener sus ventajas, aunque en un país desarrollado nos pueda parecer escandaloso. Desde un punto de vista práctico sería inconcebible que más de la mitad de la población femenina no tuviera hijos.

Así que, en Angola, hay muchas madres solteras. Muchas madres que, además de llevar su palangana encima de la cabeza cargada de fruta, llevan a un niño pequeño colgado del cuerpo, envuelto en un paño para que no se caiga. De verdad que resulta enternecedor ver dos patitas, dos bracitos y la cabeza sobresalir de una de esas bolsas improvisadas. Desde pequeños, los niños africanos aprenden el ritmo africano. Lo aprenden de los movimientos de sus madres que les transportan. Aprenden lo que está bien y lo que está mal, lo que da miedo y lo que es motivo de alegría mirando a sus madres, a las que están pegados durante los primeros meses. Porque sus madres tienen que trabajar y no pueden dejarlos solos en una cuna mientras salen de casa al alba. El transportar así a tu hijo tiene unos beneficios increibles (sobre todo si lo comparamos con dejarlo en manos de un extraño o de otra persona que no sea su madre).

En cuanto pueden andar, los niños juegan con otros niños en la calle. Se socializan.

Desgraciadamente, en cuanto tienen 6 ó 7 años esa misma calle sólo les ve pedir limosna.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Que estampa más bonita.

En serio.

Desde Kenia me cuentan, que los niños al crecer no pierden una cosa: El respeto.

El respeto al mayor. Eso es sagrado.

Me ha gustado lo de los niños colgando de sus madres. Más cerca del corazón que eso, no hay nada. Aqui no se ve mucho.

Saludos.

(Ballena en remojo) ^_^