Cuando estamos tranquilos respiramos de forma pausada. Cuando estamos tensos, nerviosos o con miedo nuestra respiración se altera. En esos casos, el típico consejo de "respira hondo y cuenta hasta diez" consigue que nos tranquilicemos (al menos un poco). Actuamos conscientemente sobre nuestro respiración y eso lleva, de forma indirecta, a que cambie nuestro estado emocional.
El anterior es un ejemplo clásico de un concepto que está calando cada vez más hondo en psicología: el biofeedback.
Ahora imaginemos que podemos modificar la forma en que nuestro cerebro realiza sus funciones porque, al igual que con la respiración, podemos sentir (en este caso ver) cómo nuestro cerebro responde a una tarea concreta. Y cómo responde de otra manera si cambiamos nuestra forma de afrontarla. Imaginemos que, además, sabemos que la segunda forma es la correcta: podremos entrenar nuestro cerebro hasta que se acostumbre a realizarlo siempre de la manera que más nos interese. A eso se le llama neurofeedback.
¿Cómo conseguimos ver qué hace nuestro cerebro? Con los Electro Encefalogramas Computerizados. Detectan los distintos tipos de ondas que se producen bajo el cráneo y nos las muestran en la pantalla de un ordenador. Mediante esta técnica se han obtenido buenos resultados tratando la epilepsia o el trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Eso sí, el proceso es largo y, ahora mismo, también imagino que es caro. Pero dentro de no demasiado es muy probable que se pueda adquirir un equipo doméstico de CEEG para entrenar nuestro cerebro (puede que hasta incluso lo saquen para la Wii).
03 marzo 2010
Neurofeedback
Publicado por Un barquero chiquitito en 8:43 p. m.
Temática:
Ciencia,
neurología,
psicología,
Tecnología
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