Feynman y Oppenheimer.
Una pequeña muestra de cómo solventaba sus problemas el primero:
- Es curioso que no aceptases la oferta que te hicimos los de Chicago. Nos quedamos desolados, y además, sin comprender cómo fuiste capaz de rechazar una oferta tan espléndida.Via Historias de la Ciencia.
- Fue muy fácil -respondí-. No les permití decirme cuánto era vuestra oferta.
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