El sábado nos invitaron a comer. Fue una comida tranquila e interesante. Fue una comida rica, entre libros. Y quien me conozca sabrá que de libros me alimento casi tanto como de comida.
Fue una tarde llena de anéctodas pues nuestro anfritrión tiene muchas que contar. Habiendo estado viviendo en el norte de África, en China y en Japón, la punta del iceberg que nos mostró nos dijo muy a las claras que lo nuestro aquí no es más que el principio.
Otro día hablaré de las relación áurea y de cómo se ha construido una casa y unos jardines que la respetan. Otro día pues, aunque se extendió en detalles, me quedé con ganas de saber más cosas.
Y luego fuimos a la Illa. Si buscáis Luanda en Google Maps, veréis que tiene una especie de espolón enorme creando una bahía. Todo ese espolón es una zona turística. Con playas donde van los occidentales a olvidarse del resto de la ciudad. Se tumban en una de las hamacas y esperan a que el ronroneo del mar les transporte donde quiera que deseen estar.
Las comidas cuestan entre 80 y 100$. En Luanda todo es caro. Pero en las playas de Luanda, todavía lo es más.
Ahora estamos en primavera. Empieza a no hacer frío y los negros empiezan a meterse en el agua. Los blancos, para los que 24º no es hacer frío se meten todo el año en el mar ante la estupefacción nativa. Los blancos, cuando las temperaraturas llegan a 32º con un 90% de humedad desearían ser negros y no sudar como cerdos.
Y mientras estábamos en una de las playas vimos a unos cuantos hacer sky surf. Hay una escuela. Me apunto seguro. A eso, al gimnasio, a los safaris, a las ONG's, a jugar a baloncesto, a salir todos los días de marcha, a encontrar una librería...
Pero antes tenemos que encontrar un coche, que aquí anochece a las 6.30 y con la oscuridad llegan los peores peligros de Luanda. El coche es tu casa allá donde vayas a la hora que vayas. En tu casa estás seguro. De día estás seguro. Con gente estás seguro. Si vas solo por la noche lo mejor es llevar algo de dinero para cuando te atraquen. No les gusta irse con las manos vacías. Y les entiendo. Y como no es limosna no me importará darla. Robar es un trabajo como otro cualquiera. Es arriesgado. Yo de pequeño quería ser ladrón. Uno de los buenos, de guante blanco.
23 octubre 2006
El sky surf y otras cosas para hacer
Publicado por Un barquero chiquitito en 10:04 a. m.
Temática:
Vivencias Angola
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3 comentarios:
Jorge!! Salir de marcha todos los días¿? No me lo puedo creer!!!
Vaya tela como te cambia África...
Un besi.
No hace falta irse a Luanda para que te roben.Aquí,juegas un partido de balonmano, lo pierdes y cuando llegas al vestuario te das cuenta de que a más de la mitad del equipo le han "birlado" el móvil, el MP3 y todo el dinero, incluída la calderilla...Los "chorizos" no creo que lo considerasen limosna...
Es distinto. A todos nos han robado alguna vez en un vestuario. Aquí te asaltan por la calle. Claro que también tengo entendido que si un policía pilla a un negro robando a un blanco, no es improbable que el ladrón muera accidentalmente.
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