En el bloque donde vivo ahora se detectan hasta 6 redes wi-fi. Esto es más de lo que detectaba en mi casa o en la de mis padres.
Pero las conexiones son horrorosas en cuanto a ancho de banda. Apenas se alcanza el que ofrece un módem. Lo que en España era inmediato aquí puede tardar horas. De momento, el proyecto para mejorar las cosas está en marcha.
La tecnología es barata. Una minicadena que lea mp3 cuesta 150€ al cambio en una tienda al lado de casa que también vende camisas, botones y tela al corte. Un televisor de plasma enorme, 3000€.
Por aquí al lado todas las casas tienen antenas parabólicas y hay dos tipos de decodificadores de televisión.
Pero fuera de los acabados que ofrecen los baratos productos de última tecnología, aquí todo parece viejo. Las calles, las casas, las aceras, todo tiene 30 años. Tantos como el país estuvo en guerra civil. En el horizonte dos solitarias grúas anuncian nuevos edificios. Donde no alcanza la vista, la pobreza que ya vemos en nuestro barrio, donde si es de noche, a cada paso se te acercan todos para pedirte, donde los mutilados por las minas o los disminuidos por la polio son normales, esa pobreza, se intensifica hasta alcanzar la muerte en forma de cólera, malaria o alguna otra enfermedad que ya ni recordamos en occidente.
09 octubre 2006
Las paradojas de Angola
Publicado por Un barquero chiquitito en 7:32 p. m.
Temática:
Guerra o violencia
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3 comentarios:
suerte.
El mundo está lleno de paradojas...
En España,algunos, también estamos luchando con las tecnologías.
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