Hasta hace poco no me gustaba la playa. Hoy estoy rojo como un tomate. Escaldado como nunca lo había estado. Llevo un par de noches sin pegar ojo por las quemaduras del sol ecuatorial. Bueno, quizá exagero un poco. He dormido a ratos. Ahora bien, me encantan las playas de aquí. Una compañera del trabajo y su marido nos dejaron un 4x4 y fuimos con ellos a una playa a un par de horas de la capital. Allí no había más de 15 personas. Arena fina y un camino para llegar en el que el chasis de un turismo normal hubiera durado 10 metros.
Ni siquiera me supo salada el agua. La única nota negativa la puso uno de los compañeros que se tuvo que quedar en casa porque dos noches antes, a la vuelta de una fiesta se calló dentro de una alcantarilla sin tapa. Sin romperse nada sí que se dio un buen golpe en las costillas. Es curioso. Aquí hay más agujeros de alcantarilla sin tapa que con ella.
Se me olvidaba, hubo otras notas negativas. El camino fue cuando menos esclarecedor. Suburbios a izquierda y derecha durante kilómetros. Acequias cegadas de las cuales surgía un hedor al que los habitantes de esas zonas parecían estar más que acostumbrados. Chabolas que aguantarán hasta la siguiente gran tormenta. En Luanda no hay mascotas. Los pocos perros que he visto están famélicos y parecen enfermos. No sobra la comida. Aunque sí sobra el dinero. El petróleo, los diamantes.
Las playas...
17 octubre 2006
Playas
Publicado por Un barquero chiquitito en 8:44 a. m.
Temática:
Vivencias Angola
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4 comentarios:
Me recuerda al documental de
"La pesadilla de Darwin".
Me pregunto si alguna vez cambiaran
las cosas.
Animo!
Un buen documental según me han dicho. Estaba a punto de "conseguirlo" cuando me tuve que venir para acá.
Una foto tuya en la playa ya!! no me lo puedo creer!! jajaja
HAY QUE USAR PROTECTOR PARA TODO.
HOY ES DIA 19. FELICIDADES.
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