Cada vez tengo más claro que los humanos somos especiales.
Un estudio realizado con bancos de peces (más o menos numerosos) ha llegado a la conclusión de que, aunque dentro de los grupos hay líderes que dirigen al resto, se necesita un cierto consenso, un umbral de individuos a favor, para que el banco siga a los líderes. Es decir, nunca (ojo con la palabra), nunca un banco de peces seguirá a un único individuo y, cuanto mayor sea el grupo, más grande deberá ser también la punta de lanza (o número de líderes). Este clase de comportamiento se había detectado ya en insectos (abejas, cucarachas u hormigas) pero es la primera vez que se observa en animales con un cerebro relativamente complejo.
Mientras, nosotros, los especiales, nos vemos impelidos a imitar a cualquier individuo que se para en mitad de la calle a mirar... nada. Por no hablar de lo que nos gusta pertenecer, y someternos, a grupos liderados por una sola persona (o divinidad). Aunque el resultado sea la muerte, aunque el resultado sea provocar la muerte.
En cualquier caso parece complicado que vayamos a cambiar a estas alturas porque, en contra de lo que se creía, lo que más nos diferencia del resto de las especies, nuestra "función ejecutiva" cerebral, parece tener un 99% de herencia genética. Es decir, nuestro potencial al nacer no cambia con los años. A la hora de tomar decisiones seremos, más o menos, igual de buenos o malos toda la vida. Y la experiencia demuestra que, salvo contadas excepciones, todos lo hacemos bastante peor que los peces en ese menester.
16 mayo 2008
Me has convencido, toma todo mi dinero
Publicado por Un barquero chiquitito en 4:03 p. m.
Temática:
Antropología,
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