16 enero 2007

Summum ius summa iniuria

Ley extrema, justicia extrema. O, como lo interpretaba el arzobispo de Luanda, "la justicia absoluta puede desembocar en injusticia".

Eso ha respondido este señor, a las preguntas de Amnistía Internacional, sobre por qué la Iglesia Católica no ha tenido ningún reparo en desalojar a decenas de miles de personas de unos terrenos, que pertenecieron a dicha iglesia hace 40 años, y que les han vuelto a ser concedidos por el gobierno (como respuesta a una petición de Juan Pablo II en 1992).
La organización de derechos humanos ha asegurado que prácticamente todos los desalojos forzados llevaron aparejado el uso excesivo de la fuerza, que en ocasiones incluyó palizas a menores y mujeres –entre ellas una mujer embarazada– por parte de la policía así como disparos indiscriminados contra residentes que intentaban proteger sus casas.

Según lo publicado en el informe 'Lives in ruins: forced evictions continue', miles de familias han sido desalojadas a la fuerza desde 2001, casi siempre sin previo aviso a las familias afectadas. Decenas de miles de personas se han quedado sin hogar, y cientos de familias aún viven entre ruinas.

Menudos dos se han juntado. Una institución que es capaz de defender a capa y espada sus "derechos" y a sus componentes y otra que tampoco tiene reparos en sacar la mayor tajada antes de unas elecciones que se llevan retrasando desde 2002.
Desde septiembre de 2004 se han demolido repetidamente casas de residentes en el municipio de Kilamba Kiaxi para despejar el terreno a proyectos de edificación de viviendas públicas y privadas. En 2006, el Gobierno angoleño reconoció públicamente que las personas desalojadas a la fuerza tenían derecho a recibir una indemnización, y anunció públicamente que estaba revisando su estrategia de edificación de viviendas para responder a las necesidades de alojamiento de su población urbana. No obstante, ninguno de los afectados que residían en Kilamba Kiaxi ha recibido hasta la fecha una indemnización o un alojamiento alternativo adecuado.

En fin, qué tiempos aquellos en que Jesús era el único cristiano o aquellos en que Paco no veía la necesidad de estar rodeado de poder y riqueza para serlo. Pero, por una vez, no todo tiempo pasado fue mejor.

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1 comentario:

martuky dijo...

Si es que... ni religión ni política ni leches... aquí todos van en busca de su parte... ¿triste no?