Dentro de los mecanismos de regulación de la naturaleza, las plantas desarrollan sus propias defensas contra las plagas de insectos y los científicos siempre han perseguido con ahínco esos métodos para intentar copiarlos.
En 1968 se consiguió aislar por primera vez la azadirachtina, presente en el milagroso árbol de Neem cuyas propiedades se conocen desde hace milenios. Esta sustancia inhibe el desarrollo de las larvas de un amplio espectro de insectos "comeplantas" pero, al mismo tiempo, es inocua para los mamíferos e insectos "buenos" como las abejas.
Sin embargo, la estructura de la molécula no se publicó hasta 1985 (al parecer es una molécula tremendamente complicada y costó mucho sacarle toda la información). Eso sí, desde el mismo momento en que se supo con exactitud cómo estaba "hecha" comenzó la carrera por replicarla en el laboratorio.
Después de 22 largos e intensos años alguien por fin lo ha conseguido. Y con su triunfo parece que se abre una pequeña ventana a la esperanza de un mundo un poquito más saludable.
Visto en ScienceDaily.
30 agosto 2007
El insecticida verde
Publicado por Un barquero chiquitito en 9:55 p. m.
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