14 febrero 2007

Los riesgos del tabaco y la concienciación

Leo esta mañana que según un estudio realizado, cuanto más grandes y más onerosos son los carteles o las fotografías de los riesgos del tabaco (ya sean las que aparecen en las cajetillas u otras que se puedan colocar en la calle), la gente se asusta más. La verdad es que no es un resultado demasiado sorprendente, sobre todo si comparamos lo que pueden llegar a enseñar en Canadá y lo que enseñan en España.

Ahora bien, este tema me ha hecho reflexionar un poco más acerca de algo a lo que le vengo dando vueltas desde hace un tiempo. En general los humanos tenemos una gran capacidad para olvidarnos de los peligros "a largo plazo", aunque sean potencialmente mortales. Asimismo somos muy capaces de no hacer caso de todo tipo de críticas o advertencias si van en contra de la realización de algo más placentero. Yo, que defiendo mirar lo mínimo posible al pasado o al futuro, creo que dentro de esos mínimos han de estar siempre esos peligros potenciales, cuanto más cuanto más graves puedan llegar a ser.

Todo esto está muy relacionado con la empatía, de la que hablaba en otro post. Ayer una amiga me contaba que algunas profesoras hacían que alumnos suyos se mordiesen a sí mismos, para que ¡por fin! comprendiesen que le estaban haciendo daño a los otros niños cuando lo hacían. Aunque creo que el problema en un caso así es de otra índole, el ejemplo me sirve para mostrar que, en algunas ocasiones, por mucho que nos hablen de un peligro no tomaremos conciencia de él hasta que lo tengamos delante. Así que, para evitar tener que afrontarlo de la peor de las maneras creo que es mejor asustar, lograr una empatía mediante el miedo. Claro que lo mejor sería que la gente no tuviese que recurrir a estos extremos y les diese por pensar que comen demasiado, que no hacen ejercicio, que fuman, que beben, que están todo el día sin sonreír o enfrente del televisor, que no hacen caso a sus hijos o que trabajan hasta altas horas. Todos deberíamos hacer frente a cada acción que emprendemos valorando las consecuencias que pueda tener en un futuro, pero es más cómodo no hacerlo.

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