Al menos en su mayor parte. Los que vienen a la playa se suelen quedar donde el agua no les cubre más allá de la cintura. Se arremolinan todos en esa pequeña zona del cercana a tierra firme mientras los blancos se adentran un poco más.
¿Por qué no saben nadar? Porque nadie les ha enseñado. La natación en el 1er mundo no deja de ser una forma más de ocio. Aprendemos a nadar en actividades extraescolares, para pasar la tarde. En algún caso el niño o la niña demuestra cualidades excepcionales y nadará profesionalmente. Así pues, pocos occidentales nadan por necesidad, por trabajo, como hacen los buscadores de perlas tailandeses, capaces de mantenerse 3 minutos bajo el agua. Además, el agua es un medio en el que los experimentos pueden salir caros. Si intentas aprender a ir en monopatín o en bici lo normal es que te caigas alguna vez y por eso, salvo que seas imbécil perdido (subespecie humana dentro de la que me incluyo), no irás mucho más rápido de lo que dicta la prudencia, basada en el dolor de la(s) última(s) caída(s). En el agua no te caes, pero si en un momento dado te pones nervioso o pierdes la coordinación (lo que equivaldría a escorarse demasiado mientras vamos en monopatín), la consecuencia es que te ahogas. En occidente solventamos este pequeño detalle con algo llamado "instructor", que no es otra cosa que un personaje que, mientras tú estás tragando 3 litros de agua por minuto, te aconsejará que te tranquilices y en caso de que no lo consigas, te recogerá del fondo de la piscina, siempre tras dejarte pasar 20 segundos bajo el agua que garanticen que no estabas fingiendo. Y aquí está la clave, para recogerte de ese fondo azulado de la piscina, el "instructor", ese individuo al que todo tipo de padres jóvenes e inexpertos confían sus niños aterrorizados, tiene que saber nadar. Gente que sepa nadar para ir recogiendo a los negros que se vayan medio ahogando del fondo del mar es lo que falta aquí.
Espero que el consejo de psicólogos, al que el gobierno ha encargado que averigüe qué se puede hacer para levantar la moral a la población angolana, llegue a la misma conclusión que yo en el tema de la natación. Porque sin duda lo que esta gente necesita es divertirse. Y para superar los efectos psicológicos de la guerra eso de arreglar lo de la comida, la educación, la sanidad, el empleo, las infraestructuras, el transporte público, el agua potable, las epidemias o las minas antipersona es superfluo.
Ahora en serio, no digo que no haya personas que lo hayan pasado mal en los 40 años de guerra que ha sufrido Angola, pero sé que muchos de los grandes problemas psicológicos del mundo provienen precisamente de la carencia o, más bien, de creer que puede llegar a faltar todo lo citado. Así que menos cachondeo y más ponerse a resolver problemas de verdad. Y cuando lo básico esté solucionado (y queda muchísimo por hacer) ya habrá tiempo de aprender a nadar.
18 diciembre 2006
Los negros no saben nadar
Publicado por Un barquero chiquitito en 10:27 a. m.
Temática:
Cuentos,
Vivencias Angola
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1 comentario:
Me ha gustado este "estudio", sobretodo lo de subespecie humana incluido tu. XD
Pero igual, lo de no nadar en la costa atlántica, se puede añadir una razón de peso: la fauna marítima que corre x ahí. Imagino que los tiburones, rayas y demás "bestias", no animan demasiado a probar el tema de la natación.
http://www.sanzalangola.com/
ang012.php
**aaah,piensa en ello la próxima vez que vayas a la playita a quemarte. XD
Por cierto, a mi nadie me enseñó a nadar. No había dinero para pagar clases de natación. El método de tirarme al mar, con seis años, por los cafres de mis hermanos, es cruel pero efectivo. Eso si, con alguien cerca para sacarme.XD
Saludos...
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