En la Universidad de California (UC) el 25% de los estudiantes que buscaron consejo profesional están ahora bajo medicación psiquiátrica. Muchos han sido tratados de depresión o ansiedad. Algunos de trastorno bipolar. En la de Berkeley (que también pertenece a la UC) el 45% de sus estudiantes declararon en 2004 haber sufrido trastornos emocionales en los últimos 12 meses lo suficientemente importantes como para alterar su bienestar o su rendimiento académico. Cerca de un 10% dijeron haber contemplado seriamente el suicidio. Hace 10 años en la UC de Santa Bárbara cada trimestre acudían, en media, 21 estudiantes al orientador. Hoy son más de 200 los que acuden porque están atravesando una crisis.
Los psicólogos dan su explicación para un problema cada vez más global: los padres no dejan que sus hijos tomen ninguna decisión por sí mismos. Les intentan dar todo, protegerlos de todo dirigiendo cada una de sus acciones. Y así, cuando se encuentran solos frente a un problema (lo cual siempre termina ocurriendo), no saben cómo actuar.
Visto en Living the Scientific Life.
Actualizo: ¿y por qué antes no sucedía esto? Enseguida se exigía a los hijos que realizasen toda clase de pequeñas tareas porque en casa había muchas cosas para hacer. Un hijo representaba una fuente de ingresos (o de menos gastos) en cuanto cumplía los 6 años. A esa edad ya se le empezaba a exigir cierta independencia, ciertas responsabilidades. A pesar de ello permanecería dentro del entorno familiar al menos otros 10 o 12 años. En la actualidad las primeras responsabilidades, las primeras tomas de decisión se le piden al "niño" casi cuando va a la universidad (o incluso más tarde), coincidiendo en muchas ocasiones con el abandono del entorno familiar. No es de extrañar que el cambio sea traumático.
Esto no quiere decir que nuestro modelo actual sea peor que el de hace un siglo. Únicamente quiere decir que todavía no nos hemos adaptado a él. Que, como participantes en ella, no hemos sido capaces de seguir la estela de los cambios que continuamente vive la sociedad como conjunto. Nos dejamos llevar por la vorágine, por la comodidad que supone vivir una vida llena de facilidades. Es la sociedad entera la que está desbordada porque la ausencia de dificultades pocas veces enseña a afrontar problemas. Y los más pequeños son los que más lo pagan porque se les aisla por completo. Y lo peor es que la rueda continúa girando porque los niños se convertirán en adultos traumatizados por no haber sabido resolver sus problemas e intentarán que sus hijos no tengan que pasar por lo mismo... aislándolos de nuevo.
11 junio 2007
Jóvenes y deprimidos
Publicado por Un barquero chiquitito en 9:41 a. m.
Temática:
educación,
EEUU,
psicología
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