La medicinas alternativas

Si te mueves un poco por Angola (Luanda incluida) podrás observar anuncios, carteles y letreros donde se garantiza la curación de todo tipo de dolencias. Yerbas, encantamientos, hechizos, imposición de manos, exorcismos. Todo vale y la gente acude. Tampoco me extraña demasiado pues el nivel de la medicina reglada en Angola suele hacer que los que tengan una dolencia "nueva" intenten salir del país para que se la diagnostiquen fuera y una vez hecho eso volver para recibir el tratamiento correcto.

La situación en este país me ha venido a la cabeza cuando, buscando información sobre la trepanación, he visto un extenso artículo en la Wikipedia sobre la medicina en la prehistoria y la protohistoria. En él aparece un cuadro bastante escalofriante sobre la esperanza de vida de los hombres prehistóricos:


que no está muy lejos de la esperanza de vida del angolano medio: 40 años.

Todo esto, el nivel médico, la esperanza de vida y que en el interior de Angola sigan utilizando los mismos utensilios para los quehaceres diarios que se exhiben en el museo antropológico nacional, deja una cosa muy clara: mientras unos cuantos viven como marajás el resto no sólo viven como en el neolítico sino que están todavía peor. Al haber abandonado su forma tradicional de vida, huyendo de la guerra y amontonándose en los núcleos urbanos en busca de fortuna, se han introducido en montañas de basura que nadie recoge, charcas cenagosas infestadas de mosquitos por la falta de alcantarillado y carencia completa de higiene o de alimentación básica. Están peor de lo que estaban. Pero siguen soñando con hacerse ricos: es el sueño angolano.

La medicinas alternativas