02 marzo 2007

Entre la espada y la pared

He de reconocer que, antes de que me dijeran que iba a venir a trabajar aquí, no tenía ni idea de dónde estaba exactamente Angola y tampoco de que su capital era Luanda. Aunque algunos pueblos como el estadounidense no sean capaces de situar en el mapamundi ningún país salvo México, Canadá y el suyo propio, no dejan de ser la excepción. Y una vez que un país aparece en el mapa de lo conocido, la primera impresión es muy importante.

Angola se encuentra en una encrucijada. Se está dando a conocer al mundo por un asunto que no parece que vaya a beneficiar en nada a su imagen de cara al exterior. La detección de una activista acusada de espionaje y la forma como se están llevando las cosas, ha hecho que el mundo empiece a fijarse en este país. Malas noticias. Mientras que la búsqueda de Sarah Wykes ya tiene 52.000 entradas en Google, la del presidente de Angola obtiene 364.000 (224.000 son en portugués). A este último le pidieron que intercediera para salvar la cara del país, pero ha decidido no hacerlo. Ha dicho que no puede invadir las competencias del poder judicial. Otros, pensando mal, quizá encuentren otras razones ya que la inglesa estaba investigando la corrupción en el ámbito petrolífero.

Ahora la UE también pide que se revisen las cosas. Veremos en qué termina todo esto.

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