Las señales eléctricas que las células nerviosas utilizan para comunicarse son muy parecidas unas a otras, al margen de la fuerza, duración o localización del estímulo exterior que las provoca. Cuando se rebasa el umbral para producir la señal, ocurre la descarga. Si ella o él (habla de relaciones personales) no es capaz de generar la señal en el sistema nervioso del otro, no pasa nada. Pero cuando ocurre, los potenciales de acción son siempre similares. El lector se preguntará enseguida cómo se transmite, entonces, la intensidad del estímulo. ¿De qué manera una neurona informa sobre la intensidad del estímulo que la hace vibrar?Claro que a Punset se le olvida decir (puesto que el tema de su post no iba por ahí) que el cerebro puede generar esos impulsos sin necesidad de estímulos externos. De esa manera, la frecuencia, a la que tanto apela, estaría garantizada (aunque en ocasiones no sería de gran utilidad). Ése fenómeno, mediante el cual una persona no precisa de estímulos exteriores para continuar alcanzando los valores umbrales de sus neuronas, se suele denominar, coloquialmente, "comerse la cabeza", "vivir en el pasado", "fantasear", "recordar" o, en el mejor de los casos y ya para cerebros bien entrenados, "pensar".
Siento defraudar a más de uno, pero la intensidad transmitida no depende del tipo de señal de alarma o deseo generado por el estímulo exterior, sino de su frecuencia. También lo que dure la sensación viene determinado por el periodo de tiempo durante el que se siga generando el potencial de acción.
Y ya que estoy, aprovecho para anunciar que ha salido el Encephalon nº20. Disfrútenlo.
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