Los niños tienen mucha imaginación. Además, durante los primeros años de su vida no tendrán muy claro eso de las relaciones causa-efecto pero en cuanto empiecen a vislumbrarlas la mezcla con la primera característica citada (imaginación) les hará creer que sus simples deseos pueden llegar a ser la causa de que algo suceda.
[Ejemplo: el niño desea que el jugador de la tele transforme el penalti y si el jugador lo hace el niño creerá que ha sido gracias a él.]
Para establecer la validez de una relación causa efecto hay que comprobar tres cosas:
- que las causas ocurran antes que los efectos.
- que los efectos sean consistentes con las causas (nada de "planto una semilla de naranjo y crece un manzano").
- que no existan otras posibles causas para los efectos.
Pues bien, los niños, por lo general, son capaces de comprender a la perfección la primera y la tercera premisas pero es posible que a más de uno no haya manera de convencerle de que, a pesar de que él había deseado una bicicleta, el coche teledirigido que se "encontró" en la calle "abandonado" no era fruto de ese deseo suyo.
Visto en Mixing Memory.
10 julio 2007
Los deseos de los niños
Publicado por Un barquero chiquitito en 11:23 p. m.
Temática:
psicología
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