10 julio 2007

Los deseos de los niños

Los niños tienen mucha imaginación. Además, durante los primeros años de su vida no tendrán muy claro eso de las relaciones causa-efecto pero en cuanto empiecen a vislumbrarlas la mezcla con la primera característica citada (imaginación) les hará creer que sus simples deseos pueden llegar a ser la causa de que algo suceda.

[Ejemplo: el niño desea que el jugador de la tele transforme el penalti y si el jugador lo hace el niño creerá que ha sido gracias a él.]

Para establecer la validez de una relación causa efecto hay que comprobar tres cosas:

- que las causas ocurran antes que los efectos.
- que los efectos sean consistentes con las causas (nada de "planto una semilla de naranjo y crece un manzano").
- que no existan otras posibles causas para los efectos.

Pues bien, los niños, por lo general, son capaces de comprender a la perfección la primera y la tercera premisas pero es posible que a más de uno no haya manera de convencerle de que, a pesar de que él había deseado una bicicleta, el coche teledirigido que se "encontró" en la calle "abandonado" no era fruto de ese deseo suyo.

Visto en Mixing Memory.

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