10 mayo 2007

24 horas en Luanda

Tres historias de hace dos días:

- A las 5 de la madrugada 8 personas esperan a un kandongueiro (transporte público de la ciudad) para que les lleve al trabajo. Para la gente que no dispone de coche propio, o que no es llevado por nadie que lo tenga, es la única posibilidad que hay. No son seguros pero estos 8 siempre se montan juntos para evitar robos. Después de esperar un rato (a las 5 hay menos frecuencia) pasa uno que sólo lleva 3 personas. Como estas furgonetas no tienen carteles indicadores del destino, son los propios conductores, o en su defecto un revisor (que no distinguirías de cualquier otra persona pues no llevan uniforme), quien grita hacia dónde se dirigen. El kandongueiro se para, el revisor dice un destino. Todos dicen que no van ahí. El revisor dice otro. Tampoco. ¿Dónde van? dice el revisor. A tal sitio. Muy bien, subid que iremos para allá. Esto es normal. Los taxis (los habitantes de Luanda les llaman así a los kandongueiros) cambian sus rutas si la mayoría de sus ocupantes lo precisa. Así que se montan. En cuanto arranca el taxi los dos hombres que no estaban conduciendo, y que estaban en el kandongueiro cuando hizo la parada, sacan unas pistolas y les exhortan a deshacerse de todo lo que lleven encima. Como todos saben muy bien cómo está la situación en Luanda (los robos son cotidianos) la mayoría ni siquiera lleva un móvil y mucho menos grandes cantidades de dinero. Como respuesta al poco botín los atracadores les contestan de forma contundente: van a ser secuestrados. A pesar del shock uno de los 8 consigue salir, después de denodados esfuerzos, por una de las ventanas traseras de la furgoneta. Se golpea contra el asfalto y, sobreponiéndose al golpe después de haber caído de un vehículo en marcha, se levanta y sale corriendo por temor a que alguno de los secuestradores le dispare. Pero el kandongueiro acelera y desaparece. De momento no se sabe nada de los otros siete.

- Por la tarde, una chica va por la calle. Unos ladrones le asaltan y le piden el bolso. Ella no se lo quiere dar. Le gusta su bolso. Los ladrones le cortan una falange en tres dedos. Y se llevan el bolso.

- Por la noche, aún sin saber nada de todo lo anterior, estaba cenando yo con unos amigos. De repente uno dice: oye, dame tu (número de) móvil que me robaron el mío. Como si hubiese sido una señal previamente acordada la misma frase se repite en boca de otros. A mí también. A mí también. Y la mitad de la mesa (y éramos muchos) se intercambió los nuevos teléfonos móviles. La cena termina y cada uno se marcha a su casa. Cuando dejo el coche al lado de la mía veo una pareja de chavales. Uno me llama y, al mismo tiempo, le hace una seña al otro que se marcha corriendo. Yo me vuelvo para ver si quiere algo que me ataña. Pero empieza a decir cosas sin mucho sentido. Me está reteniendo. Ato cabos y me voy mientras a mi espalda oigo cómo me insulta en inglés.

Actualizo: Una cuarta historia: una señora, ama de casa y empleada del hogar a tiempo completo se levanta para ir a trabajar. Se dirige a donde guarda el dinero pues necesita un poco para coger un kandongueiro. Pero el dinero no está. Su hijo de 23 años tampoco. Bebedor, jugador, en paro y amigo de sus amigos, se ha ido de casa dejando a su madre de 54 años (la esperanza de vida en Angola es de 43) sin sus ahorros. A la mujer le da un ataque y se desmaya golpeándose la cabeza al caer. Dos días después vuelve al trabajo.

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6 comentarios:

Eva dijo...

uffffffff, osea que seguridad 0. leí en angonoticias que los vecinos de lobito pedian más seguridad (más efectivos policiales), despues de la muerte de un chico hace unos dias.
lo sorprendente es que en pura teoria el gobierno tiene pasta para poner medios a esta situación ¿no?.

Un barquero chiquitito dijo...

La situación es más complicada que el poner pasta para pagar más policía.

El gobierno tiene dinero, sí. Y ha incrementado los efectivos. Pero la delincuencia no para de crecer y de hacerse cada vez más violenta. En parte como respuesta a ese incremento policial y en parte debido a las condiciones sociales (pobreza, falta de educación) de los que delinquen.

Eva dijo...

a eso me referia con pasata para poner medios. crear infraestructuras y empleo. no más policia y mas pobreza.

Un barquero chiquitito dijo...

ah, bueno. ;-)

Anónimo dijo...

¿poner más policía?... pero si son ellos. No se te ocurra ir a denunciar a una comisaría pues te quitarán lo poco que los otros te dejaron.
De verdad creéis que en un país socialista va a tener pistola alguien que no sea militar o policía?.

Anónimo dijo...

El sitio más recomendable para vivir es "la marginal" y sus alrededores(pensad en el paseo marítimo de Benidorm).

Pero si eres joven y tu empresa te promete gran futuro...no vayas. Es un país carísimo y de los más inseguros del mundo. No hay estadísticas policiales de delincuencia (no tienen bases de datos informáticas). Al ser de color blanco (hay muy poquitos) eres "blanco" seguro de todo el que lleva pistola o machete (y son muchos) y allí el atraco no es "a la española". El africano tiene otros parámetros sobre la vida y la muerte.
No salir de Luanda (Angola es el país más minado del mundo) o como mucho a Cabo Ledo que es una playa paradisíaca sin casas hacia el sur (unas cuantas chozas) y llevar preparadas Kwanzas (moneda nacional) para las "gaseosas" (la "mordida" de los policías allí se llaman así).
En cuanto a la salud...a la mínima para España (una simple apendicitis allí es muerte segura). La esperanza de vida no llega a 38 años.

Si aún así tienes que ir, visita un hospital (cualquiera de los pocos que hay) y cuanto antes una comisaría... y luego escríbelo aquí.
Ah. Yo las veces que he ido no he tenido ningún incidente pero por razones que no comentaré aquí.